Capítulo | 13

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LUCAS

Miré la puerta de la habitación del hotel, sus palabras aún seguían clavadas en mi mente.

-Lo que escondo, sigue sin ser problema suyo. -Se acercó hasta que dar apoco centímetros de mis labios. -Créame que para nada le gustaría saber lo que escondo. -Besó mis labios rápidamente sólo haciendo que sea un roce, se dio la vuelta y empezó a caminar, la ví abrir la puerta y pararse antes de salir completamente de la habitación. -Hasta mañana, jefe. -Dijo sin mirar atrás y salió de la habitación.

Me levanté y me duché para luego ponerme la misma ropa que había tenido puesta antes de que esas feroces manos me la quitaran. Salí de la habitación y pasé por recepción a pagar y dejar la llave.

Saqué el teléfono de mi bolsillo y llamé al único que quería ver en estos momentos.

- ¿Qué quieres?-Preguntó tras contestar el teléfono.

-Te mandaré la dirección para que me pases a buscar. -Dije dándole una orden a mi mejor amigo.

-Te has vuelto muy mandón. -Me restregué los ojos.

-Solo te la mando y vienes ¿Si?

-Bien. -Dijo colgando el celular.

Maldito Kaidan.

- ¿Estás seguro de esto? ¿Recuerdas lo que pasó la ultima vez?-Le pregunté a Kaidan.

-Ah, sólo dices pamplinas, claro que estoy seguro. -Se desmontó del auto y le seguí.

Le había contado lo que había pasado hoy en el hotel, claro, resumiendo las cosas pervertidas que hicimos, claro está que nunca hablaría de mi intimidad con una mujer.

-Esto es lo mejor. -Dijo dándole una palmada al seguridad antes de entrar.

-Estás demente, conoces a todas las personas que tienen bar, ¿qué haces en tu tiempo libre? -Pregunté algo incrédulo.

-Beber. -Se encogió de hombros y parecía algo nervioso cuando se lo pregunté.

-No me lo imaginé, amigo.

Entramos a la discoteca, que como siempre, estaba llena de personas. Al parecer es temática, ya que estaba escuchando música Dominicana y había algunas banderas de ella. Había visitado esa isla en una de mis vacaciones y debo decir que es realmente impresionante, con razón está entre las maravillas del mundo.

Dejé de lado mis pensamientos y me senté en un sillón del apartado que había conseguido Kaidan, por fin había hecho algo bueno. Lo ví entrar en el apartado con una botella de tequila y dos vasos en sus manos.

-Estás equivocado si piensas que beberé todo eso. -Lo ví sonreír maliciosamente. -Estás equivocado si piensas que nosotros beberemos todo eso. -Me corregí haciendo énfasis en Nosotros y Beberemos.

-No seas amargado, sólo serán unas cuantas copas. -Dijo restándole importancia.

Siempre decía eso y terminábamos mal.

-Estás mal. -Susurré para mí.

Diez copas de parte de Kaidan y tres de parte mía después.

- ¿Qué haces?-Pregunta el maldito borracho que tengo agarrado de brazo. Lo senté de mala manera en el sofá de mi apartamento.

-Le coqueteaste a una chica con novio, iniciaste una pelea... -Mientras hablaba iba enumerando con los dedos. - ¡Te bebiste la botella de Tequila entera!-Grité lo último.

- ¿En serio me bebí la botella entera? Hay que comprar más-Dijo como pudo y arrastrando la lengua, tuve suerte de poder entender.

- ¿De todo lo que te dije sólo escuchaste eso? -No podía dar crédito a lo que mis oídos escuchaban.

-Shhh... -Dijo poniéndose un dedo sobre su boca. -No grites. -Susurró en apenas un audible susurro.

-Hoy será una maldita noche larga. -Dije sentándome en el sillón de enfrente.

SARA

-Gracias, fue un placer hacer negocios con ustedes. -Dije entrando a la puerta de mi casa, Fred me había acompañado mientras su hermano lo esperaba en el auto.

-El placer es mío. -Sonrió coquetamente.

- ¡Vámonos Fred!-Gritó John desde el auto, al parecer ese gemelo no tiene paciencia.

-Será mejor que me valla. -Asentí. -Hasta luego, preciosa.

-Hasta luego, Fred. -Entré a la casa para ver a Doris sentada en el sillón del salón. - ¿Qué pasa nana?, ¿por qué estás sentada en el salón a estas horas?-Pregunté acercándome a ella.

-Nada, sólo te esperaba. -Sonrió maternalmente.

Mi corazón se estrujó al ver que me esperaba, como una madre espera a sus hijos de la calle sin saber si llegará o te llegará una mala noticia.

-Sabes que no me gusta que desveles tus sueños por mí. -Me senté a su lado y la abracé a lo que ella correspondió.

-Ahhh... no es nada, como quiera no podía dormir. -Dejé mi cabeza apoyada en su hombro. Nos quedamos un rato así, solamente el silencio reinaba en el salón.

-Nana. -La llamé.

- ¿Si?

- ¿Cómo te enamoraste de Jaime?-La escuché suspirar.

-Fue muy simple como ese hombre robó mi corazón. -Levanté la cabeza y la miré a los ojos. -Simplemente lo ví cuidando de ti, entonces ahí supe que Jaime es un buen hombre y que si cuida de ti, que es lo único más cercano que tengo de una familia en este país... -Hizo una pausa. -Pues entonces me ah hecho muy feliz.

-Gracias nana. -La abracé. -Por todo, gracias.

-No me lo agradezca, lo hago porque te quiero. -Besó mi cabello -Ahora es hora de ir adormir. -Asentí lentamente con mi cabeza, me levanté y tomé mis zapatos de la sala. -Buenas noches. -Se despidió.

-Buenas noches.

Subí las escaleras con cuidado y miré la habitación principal, ésta es de Jaime, así lo había decidido yo por el hecho de ser el único hombre de la casa ││Sin contar con Luis││ que duerme aquí.

Seguí por el pasillo hasta llegar a mi habitación, tiré los tacones por un lado y entré al baño, me deshice del vestido junto con la ropa interior para darme una refrescante ducha.

Salí del baño con una toalla envolviendo mi cuerpo, me coloqué el pijama y me tiré en la cama a pensar las palabras de Vanessa

¿Tengo miedo?

Bueno sí, lo tengo, no quiero sufrir en estas cosas del amor, lo había intentado y había fracasado y de la peor manera. Me habían lastimado y humillado.

Amada mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora