SARA
Luego del día anterior, había citado a Carlos con la excusa de que necesitaba hacer negocios a lo cual él no se pudo negar. Ahora mismo me encuentro en uno de los cafés del centro de la ciudad con Carlos sentado enfrente disgustando elegantemente un cappuccino, con la clase y la elegancia que lo categorizan.
— ¿Cuáles son esos negocios Sara?—Preguntó luego de haberle dado un sorbo al café.
—Familiares. —Miré hacia a otro lado.
—Discúlpame si suena algo atrevido, pero tú no tienes familia ¿O me equivoco?
—Sí, te equivocas. —Dejé la taza en el platillo. —No te culpo, yo recién me dí cuenta ayer y resulta que sí tengo familia. —Volví a tomar un sorbo del café para volver a dejar la taza en su lugar. —Un primo y un abuelo. —Dije desinteresadamente.
—Me alegra que ya no te encuentres sola, la familia es algo importante.
—Eso creo, pero mi abuelo y mi primo no pensaron iguales. —Tambaleé mis uñas en la mesa.
— ¿Por qué lo dices?
—Pudieron evitar que tuviera esta vida.
— ¿Y qué pasó?—Dijo muy interesado.
—No tuvieron los huevos suficiente para quedarse, mi primo se fue y... —Hice una pausa y lo miré directo a los ojos. —Y tú tampoco tuviste los huevos suficientes para quedarte ¿O me equivoco?
Pude ver como respiraba algo pesado para luego volver a tranquilizarse, miró la taza nervioso y luego volvió a fijar su vista en mí.
—Abuelo, ¿por qué no hablas?
—No hace falta tu ironía. —Le dí una sonrisa cínica. — ¿Quién te contó?
— ¿Sabes?, es mala educación darle una foto a tu hijastro de alguien a quien él no conoce. —Bordeé el borde de la taza. —Pero eso no es lo importante ahora, lo importante es: ¿Quieres contarme?—Él no dijo nada. —Abuelo. —Escupí la palabra.
—Tu padre y yo no nos llevamos bien.
—Lo suponía.
—Él nunca me hizo caso, era alguien rebelde. —Me miró. —Al igual que tú.
—Te equivocas, no sabes nada de mí.
—Solo hay que verte.
—A mí no me vas a examinar, no eres un jodido psicólogo.
—Eres idéntica a él.
—Te pido que vuelvas al tema y no te desvíes.
—Bien, como quieras. —Lo escuché carraspear. —Se casó con esa mujer.
—Clara, llámala Clara. —A éste paso íbamos demasiados feos.
—Sí, con ella. —Pasé la mano por mi cara, prontamente perdería la paciencia. —Desobedeciéndome por completo, hizo lo que le dio su voluntad.
—Y mi abuela lo apoyó, por eso llevo su apellido y no el tuyo.
—Exacto, eres inteligente. —Me levanté de la silla y tome mi bolso, ya no toleraría sus burlas. — ¿A dónde vas?—Preguntó burlón.
—Cuando quieras hablar y tomarte las cosas enserio...
—Puedo ir a tu casa y me vas a recibir gustosamente.
—Oh no, Carlos, las cosas ya no son así. Cuando vayas, veré si tengo tiempo para escucharte —Tiré un billete de cien en la mesa.
—Te lo puedes llevar.
—Créeme, lo necesitas.
—No lo necesito.
—Con esa miseria que llevas en el corazón, diría que sí.
Me adelanté a comenzar a caminar a dirección al auto, al entrar dejé el bolso en el asiento del copiloto y salí a las calles escabulléndome en el tránsito.
Creo que podía entender por qué mi padre no se llevaba bien. Es un viejo frío, un engreído con todas las letras en grande, alguien sin corazón para poder ver que yo era su nieta, no una persona cualquiera.
Parqueé el auto enfrente de la casa donde todos mis problemas siempre eran resueltos, y si no lo eran salíamos a buscarle solución, pero al final siempre eran resueltos.
—Carlos es mi abuelo. —Solté entrando a la cocina, por lo cual recibí como repuesta el estruendoso ruido de la taza cayendo al suelo.
— ¿De qué diablos hablas?
—Carlos Smith es mi abuelo.
—Entonces tú y Lucas no puede.... —La interrumpí.
—Lucas no es su hijo, es su hijastro, un hijo adoptivo, gracias a Dios no lleva su sangre.
— ¿Y por qué lo dices como si fuera lo peor del mundo?
—Hoy Carlos Smith demostró un poco de su verdadera personalidad, es todo lo contario al hombre que solía enseñarnos.
—Según tú ¿Cómo te demostró que puede ser?
—Frío, no le importa su verdadera familia, un perro con dos patas, estúpido, egocéntrico... ¿Cuánto tiempo tienes? Es una lista bastante larga. —Tomé una silla del comedor que se encontraba en la cocina.
—Sí que es diferente. —Alegó.
—Sí, lo es.
— ¿Qué piensas hacer?
—Nada.
— ¿Nada?
—Nada. —Volví a confirmar.
— ¿Pero por lo menos te explicó algo?, ¿por qué no llevas su apellido? No se, cualquier otra cosa.
—No. —Ella tomó asiento también. —Dejaré que el que suplique sea él, el que quiera contarme todo.
— ¿Crees que es una buena idea?
—Sí. Si solo vieras como se comportó.
—Bueno, si crees que es mejor. —Hizo una pausa. — ¿Cómo te diste cuenta?
—En casa de Lucas había una foto de mi papá.
— ¿Y eso cómo llegó ahí?
—No lo sé, pero cuando le pregunté sólo me dijo que era el hijo de Carlos, él no supo decirme ni como se llama.
—No es su culpa.
—La culpa es claramente de Carlos.
— ¿Pero qué te dijo?
—Sólo me explicó que él y mi papá no se llevaban bien, al parecer él no quería que se casara con mi mamá.
— ¿Cómo llevas todo esto?
—Al principió dolió, pensar que estabas sola y luego ver que es mentira, que tengo un abuelo y un primo, es algo....no sé cómo explicarlo. —Me levanté de la silla y caminé hasta el refrigerador. —Pero la actitud que tenía Carlos hoy, se llevó todo ese dolor que creía tener.
—Te comprendo.
— ¿Cómo está el bebe?—Tomé una botella de agua y volví a sentarme con ella.
—Está bien, solo estoy vomitando por ahora.
—Ni lo menciones, en estos días eh estado vomitando.
— ¿Crees que...?
— ¿Qué?
—Que puedas estar embarazada.
—No lo creo.
— ¿Cómo estas tan segura?
—Porque lo estoy. —Me levanté de la silla. —Nos vemos, perra.
—Hasta luego, zorra.
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Amada mafia
ActionUn negocio. Un imperio. Una mujer que lo maneja todo. - - - - #61 en Acción |15.04.2016| #59 en Acción |16.04.2016| #44 en Acción |18.04.2016| #41 en Acción |23.04.2016| #13 en Acción |27.04.2016| #02 en Acción |04.06.2016| Todos...