Capítulo | 65

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SARA

— ¿Cómo estás?—Le pregunté a mi niña a través de la Web Cam, una semana sin verla y me estaba matando.

—Bien, mami. —La ví sonreír y no había nada que me encantara que verla sonreír.

—Tu sonrisa es linda. —Le dije deseando estar allá con ella.

—Hay mami. —Dijo suspirando pesadamente.

—Bueno, ya veo. —Las lágrimas estaban a flor de piel. —Ya no me quieres.

— ¿De nuevo con eso Sara?—Pregunto Andrés desde el alumbrar de la puerta del hotel.

— ¿Ese es tío, piggy?—Asentí. —Hola tío Piggy. —Dijo pegando su carita a la cámara, Andrés llegó a mi lado.

— ¿Cómo estas, preciosa?

— ¡Samantha, ven a cenar!—Se escuchó la voz de Lucas desde el ordenador.

—Adiós, pequeña. —Le dije meneando mi mano de un lado a otro.

—Adiós mami, Ti amu. —Dijo antes de dejar la pantalla e irse con su papá, suspiré y dejé la pantalla encendida.

—Yo igual, pequeña. —Susurré. — ¿Qué haces aquí?—Me giré hacia Andrés. — ¿No tenías una cita?—Me levanté y caminé hasta la cocina.

—No, la cancelé.

— ¿Razón?

— ¿Quería estar contigo? ¿Acaso no puedo?

—No, ¿Me dirás la verdad?

—Bien, Jaime mandó esto. —Dijo mostrándome un folder, lo miré confundida. —Estabas ocupada y lo mandó a mi nombre. —Explicó al ver que no entendía.

—Dame acá. —Me trajo el folder y miré lo que había dentro. —Hijo de puta. —Estrujé el folder en mi mano.

— ¿Qué paso?

—Crack, una descaída por estar inhalando Crack. —Dije al punto de estallar.

— ¿De qué hablas?—Preguntó confundido.

—Mi hija está con un estúpido demente que tuvo una decaída por Crack.

—No.Jodas.

Mi celular empezó a sonar y temí por lo peor.

—Samantha está en el hospital. —Dijo un Lucas agitado a través del celular.

— ¡¿Qué diablos pasó?!—Dije empezando a meter la ropa en mi maleta.

—Tuvimos un accidente.

—Una semana, una semana te dejo con ella y ya está en el hospital. —No lo dejé hablar y estrellé el teléfono en la pared.

— ¿Ahora qué?

—Nos vamos.

— ¿Nos vamos?

—Nos vamos. —Dije dando por terminado el asunto. —Dame tu celular.

—Espero que no lo estrelles, no todos tenemos dinero. —Dijo entregándome su celular medio dudoso.

Marqué el número de Jaime rápidamente.

— ¿Qué paso?

—Señora, la mafia volvió.

— ¡Maldición!

LUCAS

Cargué a mi pequeña en mis brazos, miré a los lados y sabía que personas del lado de Sara nos estaban siguiendo por protección.

Amada mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora