Capítulo 1

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Libido: Deseo, impulso sexual.

En una jerga más llana, deseo sexual.

El deseo sexual de la mujer es tan fuerte y voraz como el de los hombres, solo que en la sociedad una mujer que disfruta plenamente de todo su deseo es llamada "puta", sin embargo, los hombres gozan con expresarlo abiertamente y se les llama "machos".

Aura una chica con la libido alta, no ninfómana, había pasado por algunos problemas "dramáticos" y ella odiaba el drama, por tal motivo decidió que alejarse de las emociones fuertes e intensas "hombres" "relaciones" era la mejor opción.

Además, ella quería un hombre que fuera capaz de mirar más allá de todo eso, quería que viera su esencia, no solo lo "fogosa" que podía llegar a ser, quería alguien que se quedara, que no la juzgara y que la comprendiera.

Había decidido cerrar ese capítulo porque dudaba encontrar un hombre con tales cualidades. La mejor forma de hacerlo, era aparentando ser alguien fría, retraída y extraña.

Una vez se dijo que cuando un hombre se interesara en ella, sin importar lo extraña que pareciera iba a intentar abrirse. Había pasado mucho tiempo y había perdido las esperanzas al igual que se había olvidado de lo que se había prometido a sí misma.

Ella sabía que era completamente normal todo eso de la libido, pero no dejaba de afectarle; todo lo que hacía por causa de eso y de la poca vergüenza que tenía, si, había sido un poco golfa por eso, pero ¿quién no había coqueteado con un chico extraño independientemente de que tuviera novia o no? o con alguien que si tenía, pero que le agradaba en cierta forma y se coqueteaban mutuamente.

No, ella no era una de esas que se acostaban con el novio de su mejor amiga, de una prima o compañera, no, para nada. Sabia respetar, y esos límites nunca los pasaba, pero al parece era de la clase que le llamaban mucho la atención los novios de sus enemigas, así que para ellas, ella era una perra; aunque claro, había coqueteado y llegado a algunas cosas con ellos, sin siquiera saber que eran algo de aquellas chicas.

                                                                                                    ** 

Miró alrededor, los muebles estaban llenos de su ropa organizada, un cúmulo de ropa crema, una pila de ropa marrón, y tres montones de ropa negra, gris y poquita ropa de colores llamativos en un rincón, el día anterior le había tocado ir a la lavandería.

Tomo de uno de los montones una falda lápiz de cuero, una blusa negra de tela trasparente sin mangas. En pocas horas comenzaba su horario de trabajo y tenía que estar preparada para salir antes de que el reloj marcara las siete veinte.

Camino con prisa hasta su dormitorio, tomo un gancho de ropa y coloco la blusa y presiono el botón de la plancha para el vapor.

Doce minutos después estaba saliendo de su dormitorio, camino hasta la puerta principal y se miró en el espejo que había enganchado allí detrás de esta. Paso la mano por su cabello castaño y acercándose al espejo miro si su labial estaba corrida.

¡Perfecto!

Regreso en sus pasos y miro el reloj en la pared. Siete diecinueve. Corrió por sus llaves, la cartera y en el trascurso de regreso a la puerta maldijo por no haber podido preparar algo de café.

                                                                                                 **

-Señorita McMichael...- su jefe comenzó a hablar. Cuando usaba ese tono ella sabía que iba a usar uno de sus malos chistes.-Siento que es su día de suerte, vino de buen humor, su "Aura" es buena este día.-rió un poco luego del comentario.

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