Capitulo 27

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No quería ir a un bar ni loca, y tampoco a un antro. No estaba para escuchar tonterías y no le iba pasar lo que le había pasado la última vez cuando fue.

Decidió ir al parque, estaba bien iluminado y nadie la molestaría ahí. Quizás sí, pero cuando vieran su cara de aburrimiento seguro que desistirían, de camino al parque paso por el muelle. Era tentador ir allí. Así que freno y estaciono su auto, muchas parejas iban allí solo a ver las olas, a sentarse en las bancas o pensar. Como ella.

Dejo su móvil apagado y cerrando su auto y guardando su llave en los bolsillos de su chaqueta camino hasta allí.

No habían muchas personas, pero lo bueno de eso era que estaba completamente iluminado.

Al llegar al final suspiró.

Tomó asiento y subió los pies y se llevo las rodillas al pecho. Quería llorar, pero al mismo tiempo no. Era una pérdida de tiempo llorar por algo como eso, aunque si se lo preguntaba no iba a decir que estaba dolida por eso, solo diría que enojada por lo sucedido.

¿Cómo pudo hacerle algo así? si tiene novia.

Lo que sentía quizás alguien diría que ella era una exagerada, pero maldita sea, había tenido sexo alocado con ese hombre en su casa y luego llevaba, al día siguiente, su novia y se la presentaba ¿Dónde diablos estaba la cordura y sensatez de ese hombre? ¿No sentía un poco de respeto por ella?

Llego a un punto muerto, donde no pensaba absolutamente nada. Simplemente quedo allí, mirando a la nada, oliendo el mar y recibiendo en su cara la brisa fría de la noche.

Tiempo después ni siquiera pensó en nada en lo absoluto, solo se incorporo y comenzó a caminar con destino a su auto.

***

Cuando entró a su apartamento no había nadie, al menos eso creía ella. Tenía hambre, aunque no quería hacer nada, así que solo caminó hasta su dormitorio y luego de una ducha se acostó y cayó en brazos de Morfeo segundos después.

Solo por la responsabilidad se habían levantado esa mañana, se sentía tan cansada y desde que abrió sus ojos el estomago protesto.

Ni si quiera pensó en nada mas y salió a comer algo, cuando el reloj marcaba las seis con quince.

En el frigorífico había pastel, al parecer la cena que había preparado... seguramente la chica y jugo natural de naranja.

Tomó el jugo y saco se sirvió un poco, entonces comenzó a preparar panqueques, eso era lo que quería.

Mientras depositaba el tercer panque en su plato decorado con frutos rojos y tocino alguien llego a la cocina.

-Buen...-no dejo que terminara de hablar levantó la mano izquierda y con el movimiento le calló.

-No estoy de humor para hablar contigo, así que resérvate cualquier comentario o disculpas.

-No iba a disculparme.-eso sí que la molesto.

-¿A caso quieres que te mate?-le gritó.-Primero follamos, sabes que solo pasa si estamos sin ningún compromiso con alguien más, pero tu... a demás de que no estás soltero, la traes aquí y me las restriegas en la cara y en mi maldita casa, ¿Acaso te volviste loco? ¿En qué momento se te ocurrió esa locura? venir aquí con tu carita fresca y... sabes que... esto...-señaló a todas partes.-Es una pérdida de tiempo.

Tomó su desayuno y se encerró en su habitación a comer. Seguro le iba a caer mal todo eso ya que comía con ira y por grandes cantidades sin masticar bien y las tragaba airada.

SalvajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora