Había dormido de la mejor forma, abrazado a su chica, y nada iba a dañar el día que inició tan bien. Recordar como Aura le despertó con aquella broma y luego de darle de comer lo había tomado con fuerza y desespero, le recordaba que... todas sus mañanas podrían ser así, no estaban oficialmente viviendo juntos, pero que tuviera una llave de su casa le daba libre acceso a entrar cuando quisiera.
Trabajo arduamente para terminar lo que no pudo terminar el día pasado y cuando terminó se dio cuenta de que había pasado por alto el almuerzo.
El reloj marcaba las cinco cuando salió de su trabajo, Aura cambió el horario de salida por el cambio de temporada que había iniciado ese día lunes, saldrían todos más temprano y era una ventaja, se encontrarían en el gimnasio. Los lunes por lo general no eran tan buenos para él, pero quizás por todo lo vivido en el fin de semana estaba optimista al respecto.
Cuando llegó encontró a su hermano allí, caminó hasta él para darse cuenta que el alta y fuerte figura de su hermano mayor cubría por completo a su Aura.
–More– le dijo cuando la vio y esta se alejo de su hermano y caminó hasta él para besarla con cariño–Te...
–Extrañe– culminó ella mirándole a los ojos.
–Yo también...– sonrió.
Luego de cambiarse e ir a su zona de ejercitarse los chicos como era una costumbre, luego de calentar, fueron al lado donde por lo general entrenaba Aura. Allí junto con el único entrenador que más bien parecía un muerto de hambre comenzaron a ver los movimientos de la mujer. Seguros y firmes, mientras peleaban cuerpo a cuerpo con otra chica. Las clases de defensa persona la tenían emocionada, cada vez que regresaban a casa ella le comentaba de algo nuevo que había aprendido.
Y para mala suerte de él cuando ella se empeñaba en mostrarle y él se dejaba, terminaba un poco magullado, aunque ella no lo hacía con la intensión de dejarlo molido a golpes.
–Yo estaría dispuesto a que es mujer me golpeara todas las noche – se escuchó a alguien que no era precisamente de los que siempre se reunían a verla.
Todos giraron el rostro y allí estaba un hombre de pelo cano, ojos azules que se podían apreciar que en su juventud fue un don Juan y que seguía votando la bola.
–Sí– escuchó al entrenador.
–Sí– dijo Adon–. Mas respeto– comentó mientras miraba, un orgullo lo inundaba cuando los hombres admiraban a su mujer, pero también los celos y lo posesivo que solo le había surgido cuando la tuvo para sí.
– ¿Tuya? – preguntó el hombre mientras secaba el sudor de su frente. No supo porque sintió que el hombre hablaba de algo diferente, como si preguntara por un auto.
Estaba seguro de que si su chica hubiera escuchado aquello le hubiese saltado con una sarta de improperios y luego le diría dos o tres cosas como las que solía decir a los hombres machistas que piensan que la mujer es un objeto único del "animal de dos patas" hombre.
–No, en realidad quien le pertenezco soy yo– se escuchó y los demás e incluso el hombre rieron por su cursilería.
–Comprendo hermano, con esa mujer cualquiera pasaría a hacer un objeto– comento mientras se alejaba.
– ¿Y las llaves? – soltó Marco con una sonrisa.
–En algún lugar lejos de ustedes.
Las risas se escucharon y un momento más tarde todos se alejaron, estuvo en su rutina durante una hora y quince minutos y cuando le tocaba irse supo que no conduciría a su casa.
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Salvaje
Romance-Aléjese de mí.-susurro Aura. -¿Por qué siento que me quieres decir todo lo contrario?-pregunto con su rostro contraído y mirándola directamente a los ojos. Ella sintió deseos de gritarle que se alejara de ella. -Aléjese de mí.- volvió a susurrar mi...