La isla de la cocina estaba repleta a más no poder de tortitas del tamaño de un CD, habían perdido la cuenta cuando iban por veinte, ella corto un poco de fruta, tomó leche del frigorífico y saco el sirope, donde Adon lo había puesto. Con platos llenos caminaron hasta la habitación y encendieron la televisión. No paso mucho para que la que veían quedara en un tercer plano, lo importante entonces era hablar y comer.
Entres los temas que discutían estaban las estrellas, alguna que otra playa del mundo, hablaron de sus programas de radio favoritos y lo que habían escuchado ese día, y luego, bueno, luego fue más cosas de ellos.
–Papa dijo que lograra tenerlo de tu largo, pronto– dijo Aura con una sonrisa mientras con sus dedos tomaba una de las tortitas y la metía completa a su boca. Intento hablar, pero le fue imposible.
–¡Oh!, vamos...– soltó una carcajada mientras cerraba los ojos, evitando ver la boca abierta, a propósito, de Aura, llena de comida– Ahora bien... ganare esa apuesta, así como te he ganado a ti, que al parecer se te ha olvidado que estabas participando, te has cortado el pelo, supongo que el mío está más largo que el tuyo.
–No lo creas, querido, he visto muy bien tu cabello, para poder cortarme el mío, solo corte las puntas, te lo dije. No pretendo perder ese par de entradas a la final de baloncesto en año que viene, pagaras mucho por ellas.
–Seguro... ve buscando el cochinito rosa, esas entradas las ganare yo.
–Okay– dijo sin más– sin importar quien gane, iré a ver el juego– Adon soltó una carcajada– claro, si gana papa, iré con él a ver el juego, si ganas tu iré a ver el juego porque soy tu pareja y me llevaras, y si gano yo iré con Mel.
–Que desconsiderada, tenemos que tenerte como opción, pero tú tienes a alguien más, ella ni si quiera te llama– aquello lo había dicho en broma, pero era la pura verdad. Un silencio se formo, pero se disculpo inmediatamente y cambio de tema– Lo siento, amor... si te llevare, eres mi primera y única opción. Quieres ver cuan largo tengo mi cabello.
–Seguro– la escucho murmurar, más sabia que estaba sentida, lo podía ver en su rostro.
&
Las estrellas brillan más en las noches como estas. ¿Que es lo que tiene este hombre que me pone de cabeza?
Pensó Aura mientras miraba a su novio conducir el auto rumbo a su apartamento. Ella lo estudiaba, intentando que no se diera cuenta del minucioso escrutinio en el que lo estaba sometiendo, ¡oh, sí! muchas veces lo había hecho, pero siempre que lo hacía terminaba por descubrir algo nuevo, algo que antes había pasado desapercibido para ella.
En ese momento miraba sus largos y hermosos dedos sobre el volante, firmes, de uñas hermosas y bien cuidadas, aquellos bellitos que siempre que podía tocaba con las yemas de sus dedos, las venas y el poco bello negro que siempre estaba en la misma dirección, subiendo la vista a su muñeca adornada por un simple brazalete de oro, que según su criterio le daba un toque a ese brazo tan hermoso, lleno de bello delicado y suave en dirección descendente siempre, aquellos músculos que no era en acceso, ¡oh! cuentas veces aquellos brazos la tomaron y suportaron su peso mientras se movían dando placer a sus cuerpos, amándose.
Su cuello delgado y de piel suave, ya había perdido la cuenta de las veces que lo beso, su barba que en ese momento estaba bastante corta en comparación a cuando le conoció, y aquella boca en forma de corazón, muy rosada, suave y apetitosa. Y esa sonrisa...
Esta sonriendo, Aura.
–Y... ¿A que conclusión has llegado? – se sorprendió al escuchar la voz de su novio hablarle.
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Salvaje
Romance-Aléjese de mí.-susurro Aura. -¿Por qué siento que me quieres decir todo lo contrario?-pregunto con su rostro contraído y mirándola directamente a los ojos. Ella sintió deseos de gritarle que se alejara de ella. -Aléjese de mí.- volvió a susurrar mi...