Capitulo 72

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@RocioRecinos Dedicado a ti.

– ¿Dijo que si? – escuchó que decía su chico.

–Sí, será esta noche... saldremos juntos, nos encontraremos en el restaurante y luego iras con Diana y yo con tu hermano.

–Quizás no tenga nada de qué hablar con ella– por la línea mientras ella tecleaba. Miró el móvil un momento y luego suspiró.

–Quizás tienes razón, y eso es lo que intento cambiar. Por eso pensé que sería genial, después de todo... es la chica con la que sale tu hermano...

–Comprendo. Amor... tengo una reunión, hablamos más tarde ¿A dónde vas esta noche?

–A casa, por supuesto– dijo sin más.

–Entonces nos vemos allí.

&

Entró al apartamento y Adon no estaba, en la mesa había correspondencia, muchas y las organizó y camino hasta la habitación. Entró al armario y buscó algo que ponerse, cerró los ojos un poco turbada, era tan diferente vivir en dos lugares a la misma vez que a veces se olvidaba de mucho. La ropa que pensó en poner en realidad estaba en la torre zafiro y no en casa de su novio, pero tenía aquel vestido verde oliva y los tacones nude, podía ponerse eso.

Tomó una ducha rápida y mientras salía del baño vio la hora. Adon no llegaba aun ¿Por qué? El reloj marcaba las seis treinta. Se colocó su ropa interior y se aplicó los respectivos productos en el cuerpo.

Se sentó en la mesa y encendió las luces para maquillarse, no pretendía hacer nada tan cargado, ese día estaba cansada. Cubrió sus ojeras con el corrector, y las machas un tanto rojizas alrededor de su nariz, difuminó y aplicó su base. Con una sombra en barra marrón dio profundidad y iluminado el hueso de su ceja, rímel y labial. Sus cejas ese día estarían al natural.

Se roseó perfume y corrió a ponerse los tacones, luego pasó el vestido por sus extremidades y soltó su cabello. Era un vestido muy decente, no se le pegaba al cuerpo, era más, era holgado, muy holgado y era cuadrado, con mangas cortas, pero cortó.

Estuvo esperando a Adon un largo tiempo, el reloj marcó las siete, y el no llegaba, le marcó dos veces, pero él no contesto el móvil.

– ¿Dónde estás? – Zion la llamó.

–Salgo para allá, Adon no ha llegado y no me ha llamado tampoco– dijo molesta, el chico no agrego nada y solo dijo.

–Diana ha dicho que salgamos nosotros tres, ella no se siente bien y... al parecer solo lo haremos nosotros.

–Pues bien... te veo en el restaurante...

–Aura... ¿Quieres mejor ir conmigo al partido de esta noche? – ella se vio la ropa.

–Seguro...– agarró la cartera y corrió como pudo hasta la habitación de ellos– ¿Nos vemos donde?...

–Iré por ti, estoy llegando, te espero fuera.

Cerró el móvil y corrió al almario, rebusco en su lado del closet y encontró una chaqueta, tomó la chaqueta, y quitándose los tacones se coloco unas vans blancas. Cambió del bolso y se hizo una coleta.

Bajo por el ascensor y cuando llegó al frente del edificio sonrió, le vio allí, parecía un don Juan.

Entró y le saludo a la vez que golpeaba su hombro.

– ¡Andando muchacho!

El reloj marcaba las doce con treinta, tenía una sonrisa burlona, su equipo había ganado, había disfrutado desde los gritos y la comida, discutió con personas del equipo contrario, y gritó con quienes compartían su gusto. Tenía una gorra en su cabeza, una dedo de hule, un perro caliente en su mano y reía y brincaba en aquel puesto de comida rápida mientras hablaba animada con Zion, quien estaba apoyado del auto mirándola mientras ella le relataba la pelea que tuvo con el hombre que quería quitarle su gorra cuando, luego de que ganaran, esta se le había caído. El chico era pura risa y lagrimas. Había peleado con un hombre tres veces más grande que ella de altura y ancho.

SalvajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora