La comida había pasado, el estaba tomando una copa de Brandy con el viejo Earl Peter, el único hombre que en verdad le agradaba; cuando una visión celestial atravesó el salón. Ojos verdes, cabello oscuro, largo, vestido blanco y labios rojos. Su boca se llenó de risa y su cuerpo de las frecuentes mariposas y fierras que ella había hecho nacer en el.
–Earl, si me disculpa, volveré en un momento.
Y camino hasta ella, quien le miraba con una sonrisa radiante.
–Buenas tardes, Adon Lo Russo, un placer– dijo llegando a su lado.
–Buenas tardes, señor Lo Russo, el placer es todo mío. Jolene McMichael– la miró largo tiempo, directo a los ojos y luego la tomó de la cintura y la atrajo hacia él, dejando la broma para otro momento.
– ¿Este labial no se transfiere? – ella negó y la beso castamente–Gracias por venir, tarde, pero gracias.
–No te quejes, hice todo lo que pude por estar más temprano, pero...
–Muchacho...– ambos se giraron y Earl estaba allí, a su lado.
–Peter... esta es mi novia, Aura McMichael, More, este es un viejo amigo, Earl Peter.
– ¡Oh! Earl, un placer conocerle, no le molesta que le tute descaradamente– el hombre sonrió abiertamente y cuando Aura le abrazo agachándose un poco el hombre levanto un pulgar hacia él a la vez que guiñaba uno de sus ojos azul bebe.
–Esta chica me gusta– comentó.
–A mi también, Peter... A mí también.
Y pesar de que se quería ir temprano a casa con su novia, no pudo, ella cautivo a todo el mundo, logrando así que fueran invitados a la cena que se celebraría esa noche en casa de Logan Wilks, a la cual no fue invitado hasta ese momento, en lo que Aura acepto sabiendo lo importante que era para el ir a ese evento.
Ella quería ir mejor vestida y él le dijo que con lo que tenía, era más que suficiente, pero para que ella no se sintiera luego incomoda pararon a comprar ropa de camino a la apartada casa.
Al llegar a la fiesta fueron divididos, pero se buscaban ambos con la mirada siempre. Ella reía a carcajadas a lo lejos con un grupo de mujeres y la vida se le iba en esa imagen.
Quiero pasar el resto de mi vida con ella.
Pensó.
–Si en este momento... no estás pensado en darle un anillo para comprometerte y casarte... déjala, no la quieres– escuchó que decía Earl, sorprendiéndole.
–Cuanta que acabe de pensar que quiero pasar el resto de mi vida con ella– esta vez quien respondió fue el recién llegado, Logan Wilks.
–Seguro que si...– le tocó el hombro y levanto la copa–. Tienes una hermosa mujer... ya hable con ella, mi esposa dice que es... Delicioso hablar con alguien que tiene los modales tan presentes y una clara convicción. Mi esposa te la robara... Así que, anda rápido.
La fiesta fue un éxito, hablo mas con Logan de lo que creyó y aunque este no le propuso hablar de negocios y él no lo pidió, tenían otra cita, con sus respectivas parejas. Era un avance.
Estaba seriamente pensado lo de ir corriendo a una joyería y comprarle la piedra preciosa más grande a su chica; pero no porque se lo dijeran esos hombres, sino porque el ya lo había pensado, pero dudaba mucho ya que no quería que ella lo rechazara, solo por tal motivo tenía dudas. Pero sintiendo en su pecho aquel ardor tan fuerte, incesante y que le fascinaba, estaba seguro de lo que tenía que hacer, más temprano que tarde.
De regreso a casa, ella se notaba cansada, y como el trayecto no era nada cerca, cayó dormida en el asiento, quitándose su chaqueta en el semáforo más próximo se la colocó e inclinándose le quito las joyas y con las siguientes paradas, los tacones para luego reclinar el asiento, en todo esto ella no se despertó, pero balbuce algo de una madera o unas cortinas de rombos horrible.
&
En casa de los McMichael reinaba un silencio largo, pero nada incomodo, la sonrisa de Kevin y Hanna no tenían precio alguno. Aura no tenía idea que había conducido ese día, a una semana y media de la fiesta, a pedir su mano, como era correcto al padre de ella.
Había ensayado por toda esa semana lo que les diría, pero claro, al momento de la verdad todo eso se olvido y un discurso espontaneo salió de lo más profundo de su corazón.
–Amo a su hija– había dicho al iniciar, luego de que dijera que tenía algo importante que decirles, rápidamente de haber comido y compartido por algunas horas–. Mi propósito es hacerla feliz por el resto de sus días, no hay palabras que puedan expresar todo lo que siento, solo sé que si ella no está conmigo... nada será igual, podría seguir viviendo, me podría recuperar de haberla perdido... pero no quiero vivir sin ella... lo supe desde el momento en que la vi, quizás fue un impulso por su misteriosa forma, pero al mirarla a los ojos... supe que había llegado a casa. Su corazón es mi lugar.
>>Quiero casarme con ella y he venido hasta aquí a pedir su mano, quizás esas cosas ya no se hacen, pero es lo que yo creo correcto. Quiero pasar mi vida entera con ella, y prometo cuidarla como lo que ella es, frágil y delicada.
Expectante apretó un poco las manos en sus rodillas y escuchó entonces el llanto de Hanna y el suspiro de Kevin.
–Jamás pensamos que llegaría el día en que alguien pidiera su mano, por la forma de nuestra Aura... creíamos que se casaría en las vegas a escondidas y llegaría diciéndonos que había unido su vida al amor de su vida,... pero esto ha sobrepasado todo.
Fue lo que dijo Kevin, mientras pasaba las manos por la espalda de su esposa que sollozaba.
–Muchacho... eso no depende de mí, pero si fuese así... ya estaría cargando los nietos. Espero mi muchacha acepte, eres un buen hombre, Adon.
Hanna no habló, estuvo abrazándolo y balbuceando incoherencias por momentos interminables en donde el solo entendió, quiero, cuidar, respetar, tolerar.
**
El decimo mensaje de Aura le llegó mientras cargaba gasolina e iba de regreso a su hogar. Se habían mantenido en contacto todo el día, y la extrañaba a más no poder.
Llegaré tarde a casa, la nueva aspirante a contable me ha enredado mucho, el que llaga primero hace la cena.
Te quiero.
De: Aura.
Creo que me tocara ¿Qué quieres, caliento la lasaña de ayer o preparo un poco de esa ensalada Cesar que te gustó?
Yo te quiero más.
Para: Aura
Recalentado, estaba muy buena, y no me acordaba que había quedado.
Eso está por verse.
De: Aura
No escribió más y ella tampoco lo hizo, cuando el reloj del auto marcaba las ocho con quince aparcó en su estacionamiento, se tocó nerviosamente el bolsillo del pantalón. Allí estaba la caja rectangular y plana, comparada con las demás, la sacó, al abrirse hace girar al anillo para mostrar el diamante en una forma circular, con la banda ancha y dos filas de incrustaciones de diamantes.
Volvió a depositarle en su escondite y se quito el cinturón, la suerte estaba con el porqué guardando la caja en la guantera de su coche llegó su chica y aparcando su camioneta, salió rápido y corrió hacia él saltando a besarlo y a ahorcarle las caderas.
–Te extrañé horrores...– dijo besándole muchas veces–. A la próxima me llevas contigo.
–Sí, te estoy mal acostumbrando– dijo el correspondiendo el beso y abrazándole la cintura.

ESTÁS LEYENDO
Salvaje
Romance-Aléjese de mí.-susurro Aura. -¿Por qué siento que me quieres decir todo lo contrario?-pregunto con su rostro contraído y mirándola directamente a los ojos. Ella sintió deseos de gritarle que se alejara de ella. -Aléjese de mí.- volvió a susurrar mi...