Capitulo 68

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No, no era posible... él iba a... él iba a...

– ¿Qué crees que haces? – le dijo saltando hacia el– Ponte de pie... Ay, Dios mío...

–Aura... mi amor... respóndeme esta pregunta...

–Adon... no es gracioso... ponte de pie...

–Joder... Aura, si estuviera en realidad en un momento de pedirte que te casaras conmigo me arruinarías el momento. Déjate de cosas...– se incorporó riendo y ella le miró consternada, mas luego se rió nerviosa.

–Eres un... tonto– le golpeo el brazo y le abrazo fuertemente–. Joder, Adon... me has asustado.

–Y tú me has dejado como un idiota, si hubiera alguien aquí diría que no me quieres ni un poco.

–Más sabes que te quiero con cada parte de mí, pero es muy rápido, no podría simplemente pasar como un parpadeo... esto se toma tiempo.

– ¿Quieres decir que si te lo pido de verdad ahora mismo me dirás que no? –miró a su chica directamente a los ojos, el se había sentido un poco ofendido y lo entendía, que tonta había sido.

–No, te diría que sí– con toda seguridad–. Seguramente han sido los nervios– comento siendo honesta–. No lo esperaba.

–Pues espero que cuando te lo proponga de verdad no me hagas estas cosas ¿O crees que te voy a ir con el chisme? – el rodo los ojos–. Oye nena, te pediré que te cases conmigo mañana...

Habló como un cavernícola y ella rodando los ojos y le volvió a golpear, entonces se hizo el silencio y la miró directamente. Abrió los ojos y dijo.

– ¡Leona!– ella soltó una carcajada y el tocó su cabello– Que sexy estas...

–Vámonos... tu novia no puede vernos...

&

El iba con los ojos vendados y ella con una sonrisa en el rostro.

Todo estaba saliendo según lo planeado, y nada arruinaría la velada, podía caer un diluvio y hasta para eso estaba preparada.

Iba guiándolo por los escalones mientras él iba sonriente y quejándose porque iba tropezando con todos y cada uno de los escalones, ella estaba pensado que eran cosas suyas para que le quitara la venda.

– ¿Quieres un novio apuesto sin dientes? – le pregunto, ella soltó una carcajada.

–No vas a perder los dientes, ¿Y qué crees que hare contigo cuando estés viejito? No vas atenerlos y yo voy a seguir queriéndote.

Eso hizo que él se paralizara y entonces se quitó la venda sorprendiéndola y dándose la vuelta. La tomó con violencia y la estampo con la pared de la escalera y la beso con una intensidad que transmitía lo que él estaba sintiendo. Ella no podía quedarse atrás, le siguió el fiero ataque de su boca y su lengua y pelearon como dos salvajes. Y cuando él se alejo, la miró a los ojos y luego pego sus frentes.

–No puedo cree que hayas dicho eso...– comento él con su respiración un poco trabajosa–Te quiero, Aura...

–Soy Leona– dijo ella riendo mientras le pasaba las manos por el largo cabello–Y yo también te quiero, Adon.

–Sí, Leona.

–Tienes que ponerte la venda– le dijo bajito tocando su rostro mientras estaban demasiado próximos y se miraban.

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