Capitulo 35

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Vagamente escucho a Rose decirle que no le pasaría llamadas. Entrando a la oficina se removió.

-Esto es lo que no quiero- dijo golpeando el suelo con su tacón.
-¿Qué?-el tenía los ojos clavados  en los de ella, taladrándola.
-Nada...
¿Qué le iba a decir? El ya sabía que ella podía volverse co dependiente, ¿para que decirle que su toque y que estuviera allí la afectaba más de lo que parecía? ¿para que decirle que tenerlo allí mirándola de esa forma la podía? ¿Para que decirle que estaba intentando salvarse? No lo iba a entender y ella podía jurar que él lo iba a usar para su bien.
-Quiero por favor entender ¿qué sucede? Anoche quedamos en algo, estábamos bien ¿qué te hizo ámbar de parecer?
-No pretendo hablar más.
-Aura...
-Adon...
-Correcto...- lo vio moverse y sacar su móvil.-Cancela todas mis reuniones, dile a Zion que está a cargo de mis responsabilidades, ha surgido algo y creo...-la miro con los brazos cruzados sin inmutarse.-que va a tardar... Un largo tiempo.
-¿Piensas quedarte aquí?
-Algo así, pretendo investigar qué es lo que sucede, Aura... No me pongas esto más difícil, tengo meses detrás de ti como un perro faldero, me tienes mal en todos los sentido que te puedes imaginar, anoche... Levitaba cuando hablamos y no puedo creer que ahora me quieras mandar al infierno otra vez sin si quiera explicarme porque.

Ella dio un paso atrás, lejos de él, mientras le hablaba iba caminando hacia ella con sus manos en los bolsillos de su traje sastre de tres piezas en azul marino que la hacía recordar una que otra fantasía que tenía.

-No pienso hablar de ello Adon, puedes sentarte y disfrutar de la vista. Yo tengo que trabajar.
Se dio la vuelta y camino hasta su escritorio, tomó asiento y encendió el computador. Adon también lo hizo en el sofá, lejos de ella, tomó una revista y se sentó con sus piernas cruzadas y una sonrisa burlona en su cara.

***

Esta mujer tiene que gustarle el sufrimiento masculino porque me tiene en ascuas.

La noche anterior el simplemente se sintió feliz, realizado en cierta forma, pero al leer el mensaje esa mañana cuando estaba en su oficina lo dejó perplejo, la llamo, más no respondió.

Esto se arreglara cara a cara.

Pensó y condujo hasta allí, la vio trabajar y hablar tan seria, fingiendo una voz extraña y hablando como si detestara a la otra persona en la línea. La vio caminar por el lugar, tomar apuntes, y hasta recibió uno que otro cliente, con el ahí. Las personas le miraban atentos, más el solo sonreía y ella fingía que él no estaba.
La noche anterior había sido una de las mejores reuniones familiares que había tenido en mucho tiempo. Ella había compartido con sus padres y estos estaban encantados con ella. Su madre le había llamado esa noche y le había comentado de lo feliz que estaba porque quería a Aura como nuera.

Será una excelente nuera, ya lo veo. Quiero nietos y muchos.

Había bromeado su madre en la llamada mientras que su padre le había dicho.

Te lo dije, a estos estadounidenses les encanta el helado.

Volvió a contemplarla mientras ella miraba la pantalla de su computador, tenía un largo tiempo pensado en sí irse o ir y sucumbir al deseo de saborear su boca y el horrible sabor del carmín  que tenía en aquellos carnosos labios.
Su cuerpo entro en una extraña tensión cuando ella se levanto del asiento y camino rodeándolo, al parecer saldría y no le dijo nada, no le había hablado desde que se enfrascó en su trabajo y el solo la observaba.

Se incómodo cuando ella lo dejo completamente solo, tenía más de cinco tres horas allí, y estaba airado. Ella iba a tener una probada de cuan molesto podía ponerse el por su actitud.
Rose entró cuando terminaba una exclamación, tenía una bandeja muy hermosa y en ella charolas de plata.

-La señorita Aura volveré en quince minutos, le ha mandado esto, espero lo disfrute.- se dio la vuelta luego de haber dejado todo en el escritorio de la chica bien organizado.-es muy terca, pero usted  la trae loca, no dejen que su carácter lo  ahuyente.

Y se retiró, tenía una cosa en la cabeza, seguro ella nunca había tenido un hombre con su carácter y personalidad, la iba a volver más loca de lo que ya estaba por el y le iba a demostrar que podían estar juntos sin que sus convicciones se vieran afectadas.
Almorzó solo y estuvo esperándola, atendió una que otra llamada y luego recibió una de su hermano. No muy bien le había informado donde estaba cuando la puerta se abrió. Ella le miró por fracciones de segundos y cerró la puerta. El sintió una corriente pasar por su cuerpo y la ira de antes se disipó cuando a su mente le atravesó el pensamiento que le dominó. Con zancadas agresivas llegó al frente de ella, la estampó contra  la pared y junto sus bocas en un arranque de necesidad.
Ella en ningún momento rehuso al acalorado besuqueo, al parecer lo había esperado porque lo apego a ella con violencia y le devolvió el beso con más fiereza que la que él había usado. Sin duda alguna aquello que los atraía no era una mera cosa de sus miradas, y lo comprobaron cuando se desató un calor increíble en sus cuerpo y no podían dejar de besarse con necesidad. Él nunca pensó en poseerla allí en su oficina, pero al parecer estaban en camino a eso ya que en ese momento estaban vuelto uno en camino hasta el sillón donde el antes había estado sentado.

-Aura...-le dijo con voz agitada.
-Adon...-se miraron a los ojos y quedaron allí, el fantasma de una sonrisa les atravesó.
-No tengo idea del porque te resistes tanto...
-Cállate.
-Te ves horrible con ese labial.-le dijo mientras ella  estaba sentada a horcajadas encima de él con los brazos en su cuello y el con las manos en sus nalgas.
-Tu también, no te queda.
-¿Cenas conmigo esta noche?-ella asintió mientras volvió a sonreír.-Espero que el único mensaje que reciba cuando llegue a mi oficina sea una de esos de ¨no puedo esperar para esta noche¨.
-Yo no hago eso...
-¿Ah, no?-negó.-Creo que deberías ir al baño a quitarte todo eso.-ambos tenían el carmín en toda el área de la boca y las mejillas, parecían payasos.
-Quiero seguir besándote.
-Yo igual, pero no tengo condones y creo que si seguimos como estamos terminaremos muy mal. Perdón por ser tan crudo.
Se miraron y rieron, ella tenía el vestido doblado hasta el estómago , el tenía una ereccion dura y palpitante justo debajo de su monte de Venus y el ziper abajo. Ellos ni si quiera se había dado cuenta cuando lo hicieron.
-Será mejor que.. Esperemos.
-¿Si? ¿Tú crees?- asintió. Y ella se incorporó e inició un retroceso que no fue para nada incomodo.- No tengo sexo hasta un par de citas.
-Genial, qué suerte que no es la primera.-comentó  el con una sonrisa.
-En verdad no te queda ese labial.- el río y se tocó la boca y el carmín le mancho los dedos.
-Deberías hacer algo con eso, sabe horrible y se corre ¿ Que no han inventado algo que tenga sabor y no se corra?
Ella soltó  una carcajada y le tomó la mano para guiarlo al cuarto de baño.
-Trabajaré en eso, pero no por ahora, quizás así te mantengas a raya.
-Antes se va a congelar  el infierno, no me importa mancharme la boca con esa cosa.

SalvajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora