Una noche de Karaoke.

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Al día siguiente, me desperté temprano, para poder ir al colegio como todos los días. Hoy era Viernes, entonces mis amigas y yo partiríamos mañana de viaje. Mañana las cosas serían mejores.

Al ir al comedor, me encontré con mis padres y con mi hermano tomando desayuno.

—Laura, ¿te vas a ir sin desayunar? —preguntó mi madre en tono de reproche.

—Laura, llevas muchos días sin desayunar con nosotros, ¿por qué no te quedas un rato más aquí? —preguntó mi padre —Después de todo mañana te vas a ir de viaje, y no te veremos por algunos días —explicó.

—¡Laura no puede estar aquí! —gritó Auggie, mirándome con el ceño fruncido.

—¿Qué pasa, pequeño? —pregunté agachándome a su altura —¿Por qué no puedo comer con ustedes?

—Porque te vas a ir de vacaciones y no me llevarás. Eso significa que ya no me quieres, y yo ya no te quiero —se cruzó de brazos.

Mis padres empezaron a reír con ternura, mientras yo tomaba a Auggie en brazos, porque también sentí ternura con lo que dijo mi hermanito.

—Auggie, simplemente iré de vacaciones con mis amigas, pero tú siempre serás mi hermanito —dije besando su frente.

—¿Me lo prometes? —preguntó.

—Sí, nuestra hermandad será eterna —Auggie abrió sus brazos y yo le hice un avioncito, jaja, fue divertido. No hay nada más tierno que ver reír a tú hermanito.

Entonces esa mañana desyauné con mis padres, y dejé que mi papá me llevase al colegio, en el camino sólo escuchábamos música y nada más.

—...—

Durante las clases prestaba mucha atención, porque no quería perder ningún detalle. En los recreos, iba al salón de natación, para despejarme, pero no vi a Ross. ¿Acaso eso era bueno o malo?

—...—

—¿Por qué pides que dejé que mis alumnos vayan a un lugar tan feo como ese? —preguntaba mi madre, mirándome.

—Porque es un lugar donde hay muchas cosas que aprender, trabajos básicos, de pesca y cosas así.

—¿Acaso eso debería convencerme? —preguntó ella casi riendo.

—Sí, porque quizás puedan comprar algunos, sbaes que te encanta comprar cosas ajenas —expliqué, ella rodó los ojos —Además, cerca de ese lugar hay un salón que es hermoso, donde todos podemos hacer una fiesta y de ese modo divertirnos.

—Ross, no entiendo porqué crees que diré que sí. Sabes que es mucho mejor ir a una playa, a relajarse... nadie...

—Mamá, mis amigos están de acuerdo —la interrumpí —Ellos dicen que sería algo nuevo, algo único y Ellington dice que podría comprar ese lugar.

—¿Y por qué Ellington querría comprar un lugar así? —preguntó mi madre.

—Porque necesita un lugar apartado para cuando tenga problemas con las chicas, tú sabes que es un mujeriego.

—Mm... —mi mamá empezó a razonar, y rascaba su nuca —¿Si digo que sí te vas a portar mejor? —preguntó mirándome fijamente.

—Podría hacer el intento —respondí alzando los hombros —¿Entonces...?

—Sí, digo que sí —rodó los ojos —Pero no me des tantos dolores de cabeza —respondió con tono serio.

—¡Gracias!

Iba a abrazar a mamá, pero a ella nunca le han gustado los abrazos, entonces simplemente me retiré, para buscar a mis amigos, en el pasillo me encontré con Sabrina, que al verme se tensó y se quedó quieta, los dos nos mirábamos fijamente.

Cuatro Ángeles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora