Ideas y Pastel.

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—Estoy nerviosa —comentaba Vanessa mientras caminaba de un lado a otro, se sentía realmente intranquila, inquieta. Sus amigas la observaban con un poco de gracia —. ¡Nunca antes he hecho un pastel! ¡Tal vez es un asco! —se quejaba.

—¡Tranquila, Vane! —dijo Raini tomándola por los hombros. Vanessa se quedó quieta y se calmó un poco, mientras respiraba calmada junto a Raini.

Laura tocó el hombro de ambas chicas y señaló la ventana con su dedo pulgar. Ambas amigas miraron al lugar indicado, y vieron que había un auto negro estacionado. Una de las chicas se extrañó muchísimo y la otra simplemente sonrió, ya que ella había llamado.

—Es para ti,feliz  —dijo Raini tocando el hombro de su amiga. La aludida la miró con sorpresa reflejada en sus orbes —. Estabas tan preocupada que decidí ayudarte llamando a un taxi. Es mi tío, no tienes que pagarle. Es un regalo —explicó ella.

—¡¡¡Muchas gracias!!! —Vanessa intentó abrazar a su amiga, pero no pudo porque Raini se corrió enseguida.

—No me lo agradezcas. Sólo ve a tú cita y sé feliz con tú príncipe —ambas chicas se miraron y comenzaron a reír. Las tres se despidieron y después de eso, Vane se fue al taxi, estaba nerviosa, pero pensaba de modo positivo.

Mientras que en la pastelería, las dos amigas se tomaron de las manos, le deseaban suerte a su amiga. Hoy tenía que tener una cita asombrosa.

Mientras que Riker estaba sorprendido debido a la persona con la que se había encontrado.

—¡Mary! —exclamó completamente alegre al verla. La aludida sonrió y extendió sus brazos. Ambos se fundieron en un dulce abrazo, ya que hace tiempo no se veían —. ¡No puedo creer que estés aquí! —Riker estaba muy feliz y al mismo tiempo confundido —. ¿Por qué estás aquí? —preguntó algo confundido.

Mary comenzó a reír ante la actitud del rubio. Era tan despistado, distraído. A veces hablaba de un tema y después lo cambiaba abruptamente, era muy divertido.

—Veo que sigues siendo él mismo rubio de siempre —dijo Mary con una sonrisa —. Vine a ver al torpe de mi primo, pero antes pase al mall. Sabes que adoró los helados —sacó la lengua. Riker rió y negó con la cabeza, esa chica era muy infantil para su edad. Eso era tierno, aunque también un poco raro —. Pero creo que encontrarnos es una buena señal, tú puedes llevarme. Claro, si quieres. Sino no te preocupes, puedo tomar un taxi o algo parecido. No sé...

Mary comenzó a hablar muy rápido y Riker rodó los ojos. Esa chica era muy simpática, pero también era algo tímida y a veces miedosa.

—Claro que te acompañaré —dijo Riker, interrumpiendo de golpe a Mary —. Una chica como tú no debería estar sola, es peligroso y lo sabes. Además, no vives aquí —dijo en tono retador. Mary rodó sus ojos.

—Te recuerdo que ya no soy una niña —ahora fue Riker quién rodó los ojos. Vio a su amiga y se dio cuenta de que estaba algo diferente. La última vez que la vio, era un poco más baja y quizás más rellenita. Su cabello ahora estaba más corto y gracias a ello, tenía rizos más notorios. Más al ver su rostro, todo eso no importaba. Ella tenía cara de niña pequeña, junto a un nuevo flequillo, que la hacía lucir aún más infantil —... Vine sola. Eso ya lo dice todo.

Riker iba a hablar para retarla por hacer algo tan peligroso, pero ella se adelantó.

—¿Mi primo sigue siendo un estúpido? —preguntó ella. Riker rió fuertemente y asintió. Mary sí que era una chica ocurrente —. No me digas que siguen siendo los chicos más temibles de todo el colegio. Por favor —rodó los ojos —. ¿Siguen con esa tontería de las tarjetas? —preguntó cruzándose de brazos.

Cuatro Ángeles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora