¿Novios? Novios.

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Los rayos del sol se colaban por mí ventana, molestando de sobremanera. Por eso, desperté. Talle mis ojos para despertarme por completo. Gruñi un poco, y me di cuenta de que mi garganta ya no dolía.

—¡Hola! —probé mi voz y sonreí al darme cuenta de que ya no sonaba ronca como antes. Al fin tenía mi voz normal, la que Auggie decía que era como un pito, ya que habló demasiado rápido.

Recordé todo lo que pasó ayer y sonreí. Ayer Ross y yo casi tenemos relaciones. Eso significa que de verdad nos amamos, tener ese paso es algo tan especial, tan lindo. Es hermoso saber que la vida puede ser como un cuento, que todos podemos encontrar el amor, sin importar nuestra situación.

Fui al baño, me di una ducha, me saqué y después me coloque el uniforme escolar. Sonreí a mí reflejo, hoy será un buen día.

Tomé mi mochila y salí de mi habitación, en el comedor me encontré con mis padres, que me sonrieron enseguida. Yo también sonreí. Hoy me sentía particularmente feliz, eso no era muy normal, ya que normalmente soy peleadora con todo el mundo.

—Laura, estoy muy orgullosa de ti   —mi madre me abraza y ahora estoy aún más confundida que antes —. Has logrado tantas cosas en este tiempo.

—Es imposible no sentir orgullo. Has crecido tanto —mi padre acaricia mi cabello con cariño. Me mira con una dulzura increíble.

—Gracias —ahora nos damos un abrazo familiar.

—¡No olviden al bebé! —Auggie aparece y se une a nuestro abrazo. Todos reímos. Ahora sí que estamos en un abrazo familiar verdadero.

Después de aquél tierno abrazo familiar, nos separamos y desayunamos en familia. Auggie hablaba de sus compañeros y de lo feliz que estaba porque finalmente podía jugar fútbol. Yo les hablé un poco de las competencias, más que nada de na última. Me regañaron por esconder eso, debí haberlo previsto. Ya al terminar, tomé mis cosas y me dirigí al colegio, un poco más temprano. Papá llevaría a Auggie.

Al entrar, la castaña saludó a todos los que se le atravesaban. Se sentía alegre, aunque muy pocos fueron capaces de devolver el saludo. Ya llegando a su salón, se sentó en su puesto correspondiente, más al observar su mesa, se sorprendió al encontrar una nota. La tomó entre sus manos y leyó:

"Te tengo una sorpresa.
Te espero en la sala de Música. Espero que aprecies una canción de amor. Ya que suena cursi, pero sólo sabes sacar mi lado cursi. Deberías sentirte especial, aunque ya lo eres.

Llega pronto, o sino nos van a castigar a los dos. Aunque... pensándolo bien, eso no estaría tan mal."

Cuatro Ángeles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora