Decisiones apresuradas.

469 60 18
                                    

Después de que Ross y Laura bailarán por un largo rato, ambos ya cansados decidieron que no sería una mala idea sentarse por un rato para conversar. Así que se sentaron en una de las masas disponibles.

—Laura... —él la llamó, ella le miró sonriente, dándole seguridad para hablar. Él suspiró, para ganar algo de confianza —... te prometo que siempre estaremos juntos —aseguró él.

Laura abrió su boca con sorpresa, esas palabras la habían tomado por sorpresa, no esperaba aquello. Recién iniciaban con su relación y él ya le prometía estar juntos por siempre, eso era tierno, aunque más que nada, muy extraño.

—Ross te amo —respondió con sinceridad —, pero nadie tiene el futuro asegurado. No puedes prometer algo así.

—Pero yo te lo puedo asegurar —Ross tomó la mano de su chica, acariciando su mano con suma delicadeza —. Cuando algo está destinado a suceder, lo hará, sin importar cómo.

—Eso es muy tierno —Laura observó a Ross y se fijó en que sus ojos tenían un brillo especial, parecía asustado —. Pero en vez de preocuparnos por nuestra relación, creó que lo mejor que podemos hacer es disfrutar de la comida —en la mesa en la que estaban había algunos chocolates, por lo que Laura comenzó a tomar algunos para después comerlos. El primero tenía miel, y con lo despistada que es no se dio cuenta de ello. Hizo una mueca al sentir ese sabor. Ross la miró enarcando una de sus cejas —. Delicioso... —susurró Laura sonriendo sin mostrar los dientes, con asco. Hasta sus ojos se habían cerrado un poco.

Ross comenzó a reír a carcajada limpia, sin importarle que los demás lo escuchen, y mucho menos los golpes que Laura le estaba dando.

—¡Es que eres muy divertida! —exclamó él Rubio entre risas.

—...—

En otra de las mesas del lugar, se encontraban Ellington y Rydel, sentados comiendo un poco de cupcakes. Mientras conversaban observaban el espectáculo que estaba dando la pareja, ya que aunque ellos no se daban cuenta, muchas personas los estaban mirando.

—Ellos forman una pareja muy particular —comentó Ellington riendo. Aunque la rubia no lo acompañó en las risas. Él la miró fijamente y se dio cuenta de que su mirada demostraba preocupación
—. ¿Qué te preocupa? —le preguntó.

—Estoy algo preocupada por Laura

Él castaño enarcó una de sus cejas. Observó a la recién nombrada y la vio comiendo chocolates feliz de la vida. Ella se veía bien.

—¿Por qué? Ella está comiendo chocolate, se ve bien. Tal vez su cara era porque le dio asco algo, no lo sé —levantó sus hombros restándole importancia al asunto.

—Porque es el último año de ustedes en el colegio. Laura es un año menor, si ella permanece en ése colegio el próximo año, se quedará sola —Ellington sintió una punzada de dolor al escuchar las palabras de la rubia. Laura no podría resistir estar sola en ése colegio, las chicas de ése lugar la odiaban por no ser millonaria como ellos. Sin sus Cuatro Ángeles, ahora nadie podría defenderla —. Además, sabes que Ross...

—Oh, no te preocupes por todo eso ahora —él la interrumpió, y para que ella no se enojase, metió un chocolate de frutilla en la boca de la rubia. Ella lo fulminó con la mirada, pero de todas formas masticó para no ahogarse —. Estamos en una fiesta y debemos celebrar —bailó sentado, ella rió un poco —. Encontraremos una solución cuando llegue el momento, por ahora no pensaremos en el tema.

Rydel asiente, aunque no está del todo segura, pero por ahora se conformará sólo con eso.

—...—

Cuatro Ángeles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora