Rydel y yo nos giramos enseguida al darnos cuenta de que habíamos sido descubiertos. Mis palpitaciones se aceleraron de un modo increíblemente notorio, nunca imaginé que alguien abriría está puerta, si incluso en la puerta pegué un cartel que dice "Fuera de servicio" para poder tener privacidad.
Me fije bien, y era Calum.
—Hermano, no es lo que piensas. Por favor... Déjame que te explique bien. En serio, todo esto tiene una explicación lógica. Yo...
Calum puso su dedo en mi boca, se adentró en la habitación y detrás de él cerró la puerta. Yo estaba nervioso, no sabía que reacción podría tener. Rydel y yo compartimos una rápida mirada, pude sentir sus nervios a través de su mirada.
Calum se acercó y me dio un abrazo.
¿Un abrazo? Eso me desconcertó aún más.
—Viejo, cuando estás nervioso hablas más que un loro —dijo separándose para reír y de ese modo abrazar a Rydel. Ella me miró con el ceño fruncido, estaba tan confundida cómo yo.
—¿No estás enojado? —pregunté debido a que no entendía nada. Siempre pensé que si alguien se enteraba de mi relación con Rydel, ardería Troya. Tal parece que Calum no es así, no es tan... ¿Dramático?
—¿Enojarme? Al contrario, estoy muy feliz de que los dos sean felices juntos —Calum sonreía. Rydel y yo nos miramos y también sonreímos, evidentemente felices —. Les deseo lo mejor, quiero que sean felices.
—Gracias por demostrarnos tú apoyo —dice Rydel, acercándose a mí.
—Prometo que no diré nada, si quieren que sea un secreto lo entiendo.
Calum se enderezó y colocó su mano en el corazón, como firmando un juramente que ni siquiera se ha escrito. Rydel y yo estallamos en carcajadas.
—No sabes cuánto te lo agradezco —respondí palmeando su espalda con sinceridad.
—Digo lo mismo, estoy feliz de que puedas entendernos —Rydel le dio un leve beso en la mejilla.
Las cosas parecían ir bien, ahora alguien conocía nuestra relación y nos dio su más sincero apoyo. ¿Qué reacción tendría Riker? ¿Acaso podría reaccionar tan bien como lo hizo Calum?
—...—
Ross y yo seguíamos en la terraza. Yo estaba congelada, pero de todas formas, me sentía bien estando junto a él.
Estábamos conversando de las bromas que él me hizo cuando llegué a ese colegio, nos reímos bastante. Después hablamos un poco acerca de su vida, estaba tan cómoda. Me pidió que cuide muy bien los regalos, no por el valor monetario, sino que por el valor sentimental. Eso me dio mucha ternura, cuando quiere puede ser un dulce.
—¿Aún tienes la guitarra que te di en esa subasta? —preguntó Ross para poder cambiar de tema.
—Sí, me encanta —respondí con sinceridad —. Es hermosa, todos los días la observó.
—Te prometo que te enseñaré a tocar guitarra, sé que te gustará y es bastante fácil —explica con una sonrisa —. Es cosa de tener paciencia, ya que es un proceso lento.
—Me encantaría aprender a tocar guitarra, no hay un maestro mejor que tú —respondí sonriendo. Él me devolvió la sonrisa enseguida.
—Podremos cantar juntos, tienes una voz muy linda —en ese momento, me tomó de la mano y los dos acariciamos nuestros dedos. Se sentía bien estar con él, era una sensación muy cálida, muy dulce.
—Te prometo que cuidaré muy bien las joyas y que aprenderé a tocar guitarra para que podamos cantar juntos.
—Nada me haría más feliz que eso.
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Cuatro Ángeles.
Fiksi PenggemarLaura es una adolescente con pocos recursos. Ella trabaja en el negocio familiar: una Pastelería. Su vida dará un giro radical al ser aceptada en el Colegio más prestigioso de todos. Al ser pobre, todos le harán la vida imposible. Y sin quer...