Ansiedad.

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Ross quería llamar a la policía, o por lo menos comunicarse con sus amigos para tener algún refuerzo. Pero eso no era posible, en el mensaje le decían claramente que debía ir solo. Y como se sentía desesperado, no pensaba con claridad. En el mensaje le habían enviado una dirección, pero antes de ir a aquél lugar señalado, observó nuevamente la fotografía. Había muy poca iluminación, todo se veía casi negro. Más que nada se apreciaba a una Laura amarrada y desesperada. Al lado de ella se veía una caja. Ross le colocó la máxima luz posible a su celular y amplió la caja con el zoom de su celular, pudo leer una marca. Sintió como todo cobraba sentido, ¡Laura estaba en un depósito! Y tal y como lo había pensado: le habían enviado una dirección errónea.

—...—

A Laura aún la mantenían amarrada. Él secuestrador seguía parado frente a ella, observándola con una sonrisa llena de cinismo en su rostro. Laura simplemente se mantenía incrédula y confundida, no entendía nada de lo que estaba pasando.

Eres Carlos —él mencionado rodó los ojos, eso era algo realmente obvio —. Pero si te miró detalladamente, me doy cuenta de que sin tus lentes te pareces al chico que yo salvéla sonrisa de Carlos se transformó en una mueca. Laura lo observaba aún sin comprender bien la situación. Carlos simplemente aplaudió lentamente.

—Es porque soy él hermano del chico al cual salvaste —respondió con tono frío.

Laura simplemente observó a Carlos. Sinceramente, seguía sin entender lo que estaba pasando y tampoco tenía muchas ganas de entender, ya que nada encajaba con nada. La situación no tenía sentido.

En ese momento la castaña cerró sus ojos por la repentina luz que entró en el lugar. Al abrir sus ojos, vio al lado de Carlos al chico que ella había salvado. Él chico por el cual le dieron la beca y entró al Colegio Santo Tomás.

Al fin te tengo cara a cara —comenzó a hablar, su voz denotaba odio puro —. No sabes lo mucho que te he odiado desde que me salvaste —Lauea frunció el ceño —. Te decían heroína, pero nunca fuiste una. Lo único que fuiste fue una metichegracias a la rabia que sentía dio una patada al suelo. Laura se asustó, pero debido a que se encontraba amarrada no se pudo mover —. ¡Tú no me ayudaste!

Laura sintió tanto miedo que quiso llorar, pero ella jamás se demostraría débil frente a otras personas. Ella no era así. Siempre ha sido una chica valiente.

—La vida es bella, existen muchas razones para ser feliz —respondió la castaña. Ella intentaría conversar con él, llegar a su lado sensato.

—¡Tú no sabes nada de lo que tuve que pasar en ése maldito colegio! —gritó furioso. Laura trago saliva preocupada —. ¡Y tampoco tenías porque inmiscuirte en mis asuntos! —hizo puños sus manos.

—¡Lo hice por tú bien! —gritó ella desesperada, el miedo comenzaba a consumirla —. Yo sólo quería ayudarte.

—¡Maldición! ¡Te digo que no me ayudaste! —debido a la rabia acumulada comenzó a patear la silla con desesperación. Laura gritó fuertemente al sentir como una de esas patadas le daba en la pierna. Dolió como el infierno. Ahora sí lloraba gracias al miedo.

—...—

Apenas él rubio llegó a su hogar se encontró con una grata sorpresa: su novia estaba ahí. Apenas la vio la abrazó y luego se besaron en los labios, un beso largo y apasionado. Tenerla ahí era algo grandioso.

—¡Te tengo una sorpresa! —exclamó la pelinegra. Podía aparentar felicidad, pero estaba más que nerviosa.

—Si te refieres al pastel de la cocina, ya lo vi —los ojos del rubio se iluminaron al mencionar el postre. Ella rió, lo conocía tan bien —. Gracias por eso —le da un beso en la mejilla, ella sonríe tiernamente.

—¿Te gustaría encontrar a alguien de tú familia? —debía comenzar con ese tema rápido. Mientras antes, mejor.

Riker se quedó quieto repentinamente. ¿Encontrar a un familiar? Ése siempre había sido su sueño. Acabar con su soledad y formular un montón de preguntas. Vanessa sólo lo observaba nerviosa, su silencio la mortificaba.

A menos de que... ¿acaso Vanessa estaba intentando pedirle matrimonio? Indirectamente le estaba diciendo que quería que formen una familia juntos.

Riker la toma entre sus brazos, le da una vuelta y luego la mira fijamente. Ella sonríe y deja escapar una risa. Aquella risa le pareció muy tierna al rubio.

—¡Me encantaría formar una familia contigo! —los ojos de Vanessa se abrieron de par en par debido a la sorpresa. Ella no se esperaba aquello, Riker interpretó todo mal. Quería besarla, pero ella estaba estática.

—Ella se refiere a mí, tonto —una voz desconocida hizo que baje a Vanessa. Ella observa al anciano y lo mira con la boca abierta, eso no era parte de su plan. Las cosas se saldrían de control. Riker vio la expresión sorprendida de su novia y lentamente se dio vuelta, al hacerlo... se quedó anonadado con lo que vio.

—...—

Una vez que las patadas se detuvieron, Laura calmó su respiración. Ella aún tenía presente la idea de dialogar con aquel muchacho, sabía que de algún modo podrían arreglar las cosas. O al menos, eso esperaba.

—Yo no sé nada acerca de ti —admitió —. Pero si te salvé fue porque tengo la idea de que nadie merece morir.

—Bueno... ¡ahora dejarás de ser la "heroína" de todos!

—...—

Al ubicar el lugar con el GPS de su celular, Ross decidió tomar un taxi. Pagó y bajó una cuadra antes, ya estaba cerca del lugar, lo podía sentir. El problema fue que su preocupación aumentó al escuchar el sonido de un disparo. Su corazón se aceleró, su respiración se agitó y se obligó a correr más rápido. No había tiempo que perder.

Cuatro Ángeles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora