Ayudando.

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Riker había comenzado a correr ya que lo único que quería era salir de ese lugar para poder relajarse. Todos se dieron cuenta de la reacción del rubio y se quedaron estáticos observándolo. Vanessa y Laura definitivamente no entendían la reacción de él rubio, ya que había sido muy extraña, o al menos para ellas lo era.

Segundos después Riker se retiraba rápidamente, se veía realmente pálido. Vanessa sólo tardó unos segundos en reaccionar, siguió a Riker a toda velocidad.

-¿Qué le pasa a Riker? -preguntó Laura completamente extrañada. Nunca lo había visto actuando de esa manera, era raro.

-Le tiene miedo a los caballos -Calum levantó los hombros. Laura asintió, bueno... eso tenía algo de sentido -. Cuando era un niño se cayó de un caballo y desde ese entonces se podría decir que les tiene fobia -explicó recordando aquél día. Hay que admitir que ese caballo estaba un poco loco -. Por otro lado, Ross es un experto en el tema. Siempre le ha gustado cabalgar -se cruzó de brazos.
-¿Acaso crees que pueda superar uno de sus temores sólo por una competencia? -preguntó Laura con tono incrédulo -. No creo que sea tan... torpe.

-Cuando a Riker se le mete una idea en la cabeza, no hay nada que lo pueda detener -respondió Calum de modo serio -. Me parece que es más terco que una mula.

Mary se posicionó nuevamente en el centro de ese gimnasio para finalmente dar el último aviso del día.

-Como es obvio que no podrán competir aquí, mañana seguiremos sólo que en un lugar más apropiado
-explicó mediante el micrófono, su voz ya sonaba un poco ronca -. Supongo que los chicos se encargarán de los detalles mediante sus redes sociales. La verdad es que no sé mucho al respecto. Pero por hoy, hemos terminado.

Mientras todos se iban retirando, Rydel seguía sentada en el lugar sin moverse ni un sólo centímetro. Tomó a Ellington de la mano, él la miró con algo de preocupación.

-¿Pasa algo? ¿Te sientes mal? -preguntó él con evidente preocupación.

-Me siento muy bien -Ellington se sintió aliviado ante esa respuesta -. Lo que pasa es que... quiero que tengamos hijos.

Ellington se levantó de un salto, se mantuvo en pie. Su rostro había palidecido por completo ante aquello. Ross se lo había advertido, ¡cuánta razón había tenido! Rydel quería ser madre. ¡Cielos! Eso era tremendo. Ambos eran jóvenes. Tener un bebé es demasiada responsabilidad, esto era muy pronto para ambos.

-¿Te sorprendí mucho? -preguntó Rydel levantándose para poder ver el afligido rostro de su pareja.

-Sí... -respondió con un susurro apenas audible. Aclaró su garganta enseguida -, creo que lo mejor que podemos hacer es esperar...

-Creo que estamos en el mejor momento de nuestras vidas. Elli, tú terminas el colegio éste año y yo ya estoy graduada -explicó Rydel -. Además, ambos tenemos dinero. A ese bebé no le faltará nada.

-¿Qué hay de nuestros sueños? -preguntó Ellington afligido -. Un bebé requiere demasiadas atenciones, demasiado tiempo.

-Elli, nosotros sabremos cuidarlo bien. Nos amamos y somos inteligentes -Rydel abrazó a su chico con cariño, para darle ánimos. Ellington la abrazó, estar entre sus brazos se sentía muy bien.

Vanessa había alcanzado a Riker justo a tiempo. Lo primero que hizo al estar frente a él fue darle un fuerte abrazo. Su cuerpo estaba tan tenso, realmente estaba afligido.

-Riker, no tienes que competir sino puedes hacerlo -dijo Vanessa separándose del abrazo. El tema le preocupaba demasiado.

-Pero yo quiero hacerlo -respondió él
-. Yo confió en mí mismo y sé que puedo hacer cualquier cosa.

Cuatro Ángeles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora