¡Nos vamos de viaje!

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Después de seguir a Ross, y a todos los demás al patio trasero, donde estaba el comedor, me quedé impactada porque vi algo sorprendente. ¡Un avión! Sí, ¡Un avión! En medio de todo el patio.

—¿Por qué hay un avión? —pregunté confundida.

—¿Qué no es obvio? —respondió él. Pude ver que su expresión cambio de felicidad, a seriedad, como que se desanimó bastante.

—Si fuese obvio, no te preguntaría. Bobo.

—¡Boba tú! —respondió sacándome la lengua —. Laura, ¡Iremos de viaje!

¿Un viaje? ¿Es en serio? Estamos en época escolar, y a él se le ocurre salir de viaje. ¡No puedo creerlo! ¿Acaso no piensa?

—Ross...

—¡Laura! —vi que en un costado estaban mis amigas: Rydel, Vanessa y Raini. ¡Esperen! Todas están junto a un chico. ¿Qué pasa aquí? —, Estamos todas aquí porque a todas nos llegó un mensaje. Y bueno, ahora los chicos nos acaban de informar que... ¡Iremos todos de vacaciones!

—¿Cómo? —pregunté confundida —, ¿Ustedes están de acuerdo?

—Pues... ¡Sí! —respondió Raini —. Trabajo tanto que nunca podría negarme a ir de vacaciones.

—Yo creo que ir de vacaciones con un grupo, aunque sea por pocos días, será una buena experiencia. Una forma genial de poder conocerlos a todos un poco más —respondió Vanessa. Ella siempre hablaba de un modo extraño, poco tradicional, pero me agradaba.

—¿Qué dices Laura? —pregunta Ross mirándome fijamente, atento a mis gestos.

—Pues... Supongo que es una buena idea, ya que es un viaje de amigos. Si fuera un viaje sólo entre tú y yo, no me gustaría para nada —aclaré. Provocando las risas de todos los presentes.

—¡A subir al avión!

Cuando Ross gritó eso, todos empezaron a subir corriendo. Lo divertido es que íbamos sin equipaje, sin nada. Yo estaba con el uniforme escolar, era la única vestida de ese modo, por lo que me sentía algo fuera de lugar. Al subir, Calum y Raini se sentaron juntos. Calum se veía feliz, Raini se puso los audífonos enseguida y Calum simplemente se resignó a bufar y cruzarse de brazos, como si fuese un niño pequeño. Vanessa y Riker se sentaron juntos, los dos sonreían pero a pesar de eso, no se veían nada felices, era como estar incómodos, seguramente no sabían de qué hablar. Eso suele suceder, a mí me ha pasado en un millón de ocasiones. Y bueno, por alguna razón, los más incómodos eran Rydel y Ratliff, que ni siquiera se miraban. ¿Qué ocurría con esos dos? Me parece muy raro que se porten de ese modo, si los dos se conocen desde hace mucho tiempo.

—¿Dónde nos sentamos nosotros? —pregunté algo molesta. Me tocaba sentarme al lado de Ross, o sola. Y realmente... Prefería un millón de veces ir al lado de ese engreído, a ir aburrida por horas.

—Yo soy el conductor —respondió él, sentándose en el asiento del conductor.

—¡¿Qué?! —pregunté alarmada —. ¡Ya me estoy arrepintiendo de venir! ¿Acaso sabes volar está cosa?

—Sí, tengo licencia.

Ross empezó a hacer arrancar el avión. Al principio me dio miedo, porque despegar fue una locura. Creo que lo hacía para molestarme, o porque sabía que me asustaría. De todas formas, no le di en el gusto y no le daré la mano nunca, ni aunque me muera de miedo. Ross es un chico engreído, y creo que no tengo que darle en el gusto. ¿O sí? No sé, no quiero que piense cosas que no son, aunque tampoco quiero estar tan a la defensiva. Bien... Estoy realmente confundida, y tampoco me ayuda de mucho estar a solas con él. Su cabello brilla mucho, es tan sedoso, tan rubio. Sus labios son carnosos, sus ojos son...

Cuatro Ángeles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora