Bailando en la fiesta.

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Las chicas y yo sólo queríamos salir corriendo de ese lugar, porque las cosas estaban de mal en peor. Nos habían tomado muchas fotos, también se habían reído mucho. Yo ya estaba cansada de esconderme, pero no me podía poner a gritar en una fiesta, si quedé como loca ahora, ahora quedaría peor. Podría convertirme en el vídeo de la semana.

—¿Cómo saldremos de esto? —preguntó Vanessa en un susurro. La pobre era la más alta, así que acaparaba toda la atención sin querer. —Yo ya me quiero ir.

—Tenemos que... —yo no sabía qué responder. Si ni siquiera yo sabía qué hacer para salir de una situación tan incómoda.

Las luces se detuvieron, el círculo que se había formado en torno a nosotras cuatro, se separó por completo. Nosotras compartimos miradas de desconcierto, y en ese momento pude ver a esos cuatro torpes. ¡No puede ser! Ahora las cosas se pondrán peores.

—...—

Los chicos y yo comenzamos a caminar en medio de toda la gente que se había reunido alrededor de Laura y sus amigas. Pero al vernos pasar, todo ese círculo se separó enseguida, para dejarnos caminar con nuestro porte y elegancia. Algunas nos tomaron fotos a nosotros en ese momento. Riker miraba fijamente a Laura, ¿acaso pensaría que me iba a ganar? Pues estaba completamente equivocado.

—Está noche la mayoría de ustedes han pecado, porque ha de ser un error reírse de una Princesa. —empecé a decir, mientras hablaba con un tono caballeroso, como si fuese un Rey o algo así. Laura frunció el ceño. —Ella es preciosa, y aunque se ponga un vestido de princesa, va a seguir siendo perfecta. Reírse de la hermosura de una chica tan fina y delicada como ella, debería ser pecado capital, todos merecen ser castigados. —observé a mi alrededor, pude ver como todos me miraban desconcertados, todos se veían más que asombrados en ese instante. Entonces sin perder más tiempo, me acerqué a Laura e hice una reverencia. —Dulce princesa de ojos adorable, tal como un perrito. —me levanté y tomé su mano, besándola delicadamente. Ella me miraba con los ojos bien abiertos, debido a la sorpresa que sentía. —¿Me harías el honor de bailar conmigo? —pregunté de modo coqueto.

—Sí... —respondió ella en tono tranquilo, se veía muy confundida.

—...—

Por otro lado, Riker vio las opciones que tenía para bailar, y su mirada se topó con la de la chica de piel blanca y cabello negro tomado de forma delicada. Pudo ver que esos ojos café lo miraban con completo nerviosismo, era un nerviosismo que daba algo de ternura, como de un colegial.

—Eres tan delicada como una rosa, eres alta como una estrella, y transmites una seguridad que da envidia. —comenzó a decir mientras a pasos decididos se acercaba a Vanessa, que por alguna razón, desde que la vio llamó su atención. —¿Quisieras bailar conmigo? Seguramente no soy tan bueno como tú, pero haré mi esfuerzo.

—Sería un gran placer bailar contigo. —respondió tímida.

Los dos se fueron acercando a la pista de baile. Vanessa sentía que estaba flotando en ese momento, se sentía tan insegura, pero en los brazos de ese hombre se sentía cálida, y se sentía completamente viva, como si estuviera volviendo a nacer. Mientras que Riker no podía dejar de admirar la delicadeza de esa joven, que en un instante sin darse cuenta, apoyó su cabeza en el pecho del rubio, con sumo cuidado. Riker sintió que su corazón se aceleraba, al igual que Vanessa.

—Siento que te conozco. —dijo Riker llamando la atención de su compañera de baile. —¿Nos hemos visto antes?

—Trabajó en una biblioteca que queda en un mall. —respondió ella, tímida. —En ocasiones te he visto entrar a ver libros de cocina.

Cuatro Ángeles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora