¡Qué comiencen las vacaciones!

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Mis amigas y yo estuvimos hasta tarde en el patio de comidas, a eso de las once nos despedimos, Vanessa se veía un poco triste, Raini fue al baño, y mientras la esperábamos, Sabrina habló.

—Vanessa, te ves muy mal... —opinó Sabrina mientras se sentaba en una banca esperando su limusina.

—Es que me encantó lo que hizo Ross por Laura —respondió suspirando —Creo que fue un detalle muy dulce, y que sería genial que... —ella no pudo seguir.

—Sería genial que Riker te cantara a ti de ese modo... —completé la oración y ella se sonrojó —Se ve que lo amas mucho —esbocé una leve sonrisa. Sabrina me miraba perpleja.

—Sí, pero son cosas que pasan —ella sonrió débilmente —¿A qué hora nos vemos mañana en el central de buses? —preguntó ella.

—¿Iremos en bus? —preguntó Sabrina —Porque podríamos ir en un avión, podría pedirle dinero a...

—No, no podemos ir en avión —interrumpí a Sabrina —No tenemos dinero, y no podemos aprovecharnos de ti —expliqué ante las miradas de Sabrina y Vanessa.

—No se preocupen, mi padre me prestaría encantado, al fin sabrá que tengo amigos, y eso lo hará feliz —respondió Sabrina —Además, así el viaje será mas agradable.

Empecé a razonar un poco, y la idea de Sabrina me pareció genial, pero nunca podría abusar de la bondad de alguien, eso sería muy fresco de mi parte. Creo que no debería hacerlo.

—¿Cómo tendremos un viaje mejor? —Raini llegó en ese momento, y Sabrina empezó a reír, le relató toda la historia a Raini, que se sentía maravillada —Me parece una idea genial.

—Es una buena idea, lo admito —respondí, todas me miraron —Pero no podemos abusar de la amabilidad de Sabrina.

—Sí, en eso Laura tiene razón... —respondió Vanessa —Pero... —dijo alzando sus cejas —¿Qué tal si todas pagamos una cuota? Así no estaríamos haciendo nada malo.

—¡Me encanta! —respondió Sabrina —No necesito el dinero, pero si así aceptan, estoy completamente de acuerdo —dijo sonriendo.

—Estoy de acuerdo, yo puedo pagar —respondió Raini sonriendo —No ganó mucho dinero, pero tengo lo suficiente.

—Yo también puedo pagar —dijo Vanessa —Tengo bastante dinero, creo que trabajar en una biblioteca es algo muy bueno.

—¿Qué dices, Laura? —preguntó Sabrina mirándome, pero después todas se unieron a ella y empezaron a mirarme fijamente, como esperando mi respuesta con ansias.

—Creo que puedo aceptar —respondí algo confundida.

En ese momento todas dieron gritos de emoción para despues abrazarme. Después de unos minutos llegó la limusina de Sabrina, antes de subir nos entregó unos papeles donde anotó el aeropuerto en el cual nos veríamo mañana, ya que ella tenía un avión privado —bueno... su padrastro, o creo que madrastra, ella no habla mucho de ese tema—. Y después nos despedimos de Vanessa, que quería ir a dormir enseguida, porque quería leer un poco, para así quedarse dormida. Raini y yo iríamos a mi casa, porque ella dormiría conmigo, ya que dejó su maleta en mi casa, dijo que como trabajaba en mi local, le dio la maleta a mis padres, todo estaba listo.

—...—

Cuando llegamos a casa, ya era un poco tarde, entonces fuimos a mi habitación sin hacer mucho ruido. Podía escuchar los ronquidos de Auggie y mis padres, sí, todos los Marano roncamos, es una maldición. Raini levantó las cejas y yo reí con nerviosismo, entonces abrimos mi habitación y suspiramos, ella se estiro en mi cama, suspirando.

Cuatro Ángeles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora