Capítulo 1: Una mañana

3.1K 129 16
                                    

Aún no me acostumbraba a su calor; tenerlo a mi lado era algo que ni yo mismo me creía, era una punzada diaria que insistía con que todo era un sueño, una ilusión parecida a la de un desierto, de esas que muestran lo que más deseas; su calor era un recordatorio continuo de que yo había dejado de ser yo, y de que por más que intentara negarlo había sido él quien me había cambiado.

No importaba lo que yo hiciera, lo que yo pensara, no importaban mis deseos conscientes, era mi alma misma la que decidía, siempre buscándolo, llamándolo, rogando su cercanía; cada vez que lo veía acostado a mi lado me preguntaba dónde estaba yo, y por qué no me molestaba en absoluto haber dejado de ser yo.

Yo era astuto, cruel, filántropo...,bueno, con todos menos con él, o, bueno, eso era antes. Ahora este sentimiento me intenta reventar el pecho, me invade poco a poco, se extiende a cada rincón y luego con algún gesto suyo, por tonto que sea, mi cuerpo se descontrola y siento que si no me alejo ese sentimiento me hará explotar. Y ahora..., ahora soy un manojo de dinamita andante que intenta ser indiferente e inmune ante el imbécil que me abraza todas las noches sin falta. Vuelvo a ser yo cuando se va de mi apartamento y me deja trabajar.

Pero en ese mismo momento siento que dejó de existir.

¡Uf!

De verdad me cambió, un cambio total, de unos 180 grados, radical y permanente. Bueno, es un monstruo al fin y al cabo, ese debe ser su poder de fenómeno.

-Shizu-chan... Levántate. -Me tenía en una prisión de brazos y piernas, me estaba sofocando.

El maldito no me escuchaba. Maldito.

Me sacudí un poco entre sus brazos esperando causarle algún malestar o zafarme un poco siquiera, pero nada sucedía, él caía dormido y de inmediato dejaba de ser el intento de humano que era; empezaba a ser una piedra.

¡Iba a morir de tanto calor!

Lancé un cabezazo. Me iba a doler pegarle a una roca, pero necesitaba despertarlo.

Sonó el estruendo de nuestras cabezas chocando, pero estoy seguro que no le dolió.

-Que te levantes, fenómeno de mierda. -Grité

Su prisión de brazos me liberó al fin. Salí de un salto de la cama y me puse un pantalón mientras lo escuchaba gritar.

-¿Qué mierda pasa contigo desde tan temprano? - Se agarraba la nariz.

-Me estaba ahogando, fenómeno. Pareces un calefactor andante.-apunté mi pantalón.

Se sentó y recostó su espalda contra la pared.

-¿Por qué te vistes? -Ahora estaba serio. Oh...aquí vamos.

-¿Cómo por qué? No puedo andar desnudo por ahí. Además, necesito que te levantes, Namie no demora en llegar.

-Me estoy cansando de evitar a Namie. ¿Cuanto va ya, Izaya? ¿Un mes? Si, un mes, y yo sigo evitando a Namie. Deberías empezar a venir a mi departamento.

Oh, aquí empezó. Tan terco como siempre; tan idiota, irracional y molesto...como siempre.

-Ya hablamos de eso.

-No lo capto, Izaya. Estamos saliendo, tenemos sexo, comemos juntos, somos pareja -entorno sus ojos cuando vio mi expresión - Si, si, aunque me tuerzas los ojos, lo somos; como sea, ¿por qué siempre tiene que ser aquí?

Odiaba cuando Shizu-chan se ponía en tónica "soy más maduro, se más que tú, yo soy el hombre ", de verdad lo detestaba.

¿En qué momento él se había convertido en el manda más, en el racional, en el astuto? ¿Cuando se había robado mi ser?

2. Si pudieras desaparecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora