2. Si pudieras desaparecer

Capítulo 14: Comienzan las Vacaciones

Llegamos a la cinta transportadora, no tuvimos que esperar mucho, el equipaje salió rápido y pudimos alquilar el auto rápido. El alquiler del auto valió unos 13330 yenes por tres días incluida la gasolina -Lo cual era relativamente barato-, solo tuvimos que dejar un documento y firmar un par de hojas, nada grave, pero estábamos tan cansados que se nos hizo un papeleo demasiado largo. Caminamos hacia el auto que se encontraba parqueado fuera del aeropuerto en una zona especial de los parqueaderos de la salida 1, el auto resultó ser pequeño pero cómodo, y nuevo, era un Nissan Versa Note último modelo, casi nuevo, tuvimos la fortuna de "casi" estrenar, nos entregaron las llaves y al fin quedamos solos de nuevo.

–Ya recuerdo por qué no salgo de viaje –Dije–. Es demasiado agotador.

–Puedo decir lo mismo –suspiró Shizuo, agotado–, si no me crees que te quiero con esto, no sé qué más hacer- metió las dos maletas en el baúl y lo cerró. Pensé que tendríamos que pagar el auto, usó mucha fuerza para cerrarlo.

–Mierda, ¡Shizuo!, ¿quieres pagar el auto entero también?

–Lo siento –Se disculpó–. Ahora súbete al auto, quiero llegar ya.

–No creo que demoremos mucho, yo estimaba que nos demoraríamos por lo menos unos treinta minutos en esto, pero no fue así, salimos rápido. Según leí esta mañana, el hotel queda a unos 40 - 45 minutos de acá, así que, creo que llegaremos rápido. Eso espero.

–Yo manejo.

–Nos vas a matar, Shizu-chan.

–No lo haré, Pulga estúpida.

Solté una risa.

–Ya sé que no.

Me subí en el asiento del copiloto y Shizuo en el del conductor, prendió el auto y al fin salimos al largo puente que separaba el aeropuerto de Kansai de la ciudad de Izumisano y otras tantas de la prefectura de Wakayama. Entonces recordé que había leído la historia de ese aeropuerto alguna vez, y en son de distraer a Shizuo de su cansancio y mal genio, empecé a recordarla en voz alta.

–Shizu-chan, ¿sabías que este aeropuerto fue hecho en una isla artificial?

–¿Ah? –No me estaba poniendo atención.

–El aeropuerto de Kansai, del que acabamos de salir, fue construido sobre una isla artificial, los ingenieros decidieron que la dirección de los vientos y condiciones propicias para la construcción de un aeropuerto se encontraban allí, por lo que decidieron construir una isla artificial para su construcción.

–¿De qué hablas, Pulga? ¿Cómo sabes eso?

–Leo a diario.

–Bueno, tendré que empezar a hacerlo también. No sabía nada de eso, sigue tu historia.

–Bueno, si no sabías nada de eso, entonces tampoco sabías que el aeropuerto se hunde todos los años. Al principio, cuando los ingenieros hicieron el cálculo, tuvieron en cuenta la marea, los tifones y terremotos frecuentes en la región. Al ser una isla artificial tuvieron en cuenta que por supuesto habría un asentamiento de tierras y que por lo tanto toda la isla se hundiría.

>>Al poco tiempo de inaugurarse, si no estoy mal, fue al año, la isla se había hundido 8 metros más de lo previsto, fue ahí cuando tuvieron que romperse la cabeza los ingenieros para evitar que esa maravilla de la ingeniería y ese derroche de dinero se fuera al fondo del mar.

>>Los ingenieros sabían que era imposible levantar toda la isla y agregar más material, incluso si era posible, la isla sufriría el mismo destino debido al material que había debajo de la superficie marina, era un tipo de arcilla no sé qué, el caso es que era imposible, y la terminal, es decir, el edificio, comenzaba a hundirse notoriamente, si seguía así terminaría siendo un fracaso.