Cuando llegó la comida habíamos bebido un cuarto de la botella y Shizuo había aceptado que ese vino era un buen tesoro, incluso para alguien tan agrio como él, ese vino era imposible de ignorar.
Shizuo recibió su Coq au vin y yo mi espagueti especial de la casa, justo en medio de la mesa colocaron la Quiche Lorraine. Todo lucía verdaderamente delicioso.
El tenedor de Shizuo se resbaló por el pollo y con ayuda del cuchillo cortó el primer pedazo. El vino presente en el jugo saliente del trozo de pollo que ahora era destrozado por sus dientes en su boca, embargó sus sentidos haciéndolo abrir los ojos satisfecho con el sabor y la textura de aquella carne que una vez estuvo viva; se estremeció y cerró los ojos, luego tragó y me dijo:
–Tienes que probar esto, Pulga, es una verdadera delicia –Cortó otro trozo y lo llevó a mi boca–. ¿Verdad que está bueno? ¿Verdad?
Y no se equivocaba, el pollo era una verdadera delicia.
Desde la barra nos veían. Si. Esa mirada curiosa y juzgadora, sucia y molesta. La misma del día anterior en el castillo de Wakayama.
Si bien los extranjeros estaban más acostumbrados a ese tipo de demostraciones y acciones debido a su libertinaje –porque a ojos orientales, eso no era libertad sino libertinaje, y estupidez–, no nos exoneraron de sus miradas. ¿Tan extraño era ver dos hombres teniendo ese tipo de relación? ¿De verdad? ¿En pleno siglo XXI?
–No les pongas atención. Solo envidian la forma en que te veo –retiró el tenedor y cortó otro trozo de pollo–, quieren ser vistos de esa manera. –Estaba enojado, furioso, iracundo, pero no por eso se había descontrolado. Shizuo definitivamente se había vuelto más fuerte.
–Está bien, ellos no me importan. –Y era verdad.
Comimos en silencio, las miradas no duraron mucho más, se desvanecieron en cuanto nos vieron disfrutar nuestra comida normalmente; siguieron su vida, siguieron su rumbo. Sin embargo, Shizuo estaba furioso.
–Intento controlarme, Pulga, de verdad que lo hago, pero soy débil.
–¿De qué hablas?
–De ti, de que necesito tocarte constantemente, de que quiero poder hacer eso sin que nos miren de esa forma.
–Habrá un cambio, Shizu-chan, te lo aseguro. Pero necesitamos volver a casa primero.
–¿De qué hablas? –Fue su turno de preguntar.
–Ya lo sabrás –mastique un poco de espagueti en mi boca y tragué–, será un gran cambio. –Sonreí de esa manera tan mía que sabía él entendía.
–¿Por qué en casa? –Preguntó.
–Porque es en Ikebukuro dónde está la magia.
Su cara se torció en un gesto de confusión -por lo menos había mermado su furia-, no entendía del todo, pero sabía que no mentía, que yo ya nunca más lo haría –o por lo menos a él– y que nosotros dos encabezábamos aquella revolución.
–Y déjame decirte –Lo vi a los ojos–, ya eres muy fuerte. Hace un mes habrías destrozado el restaurante.
Su expresión cambió, no se había percatado de ello. Y sonrió. Estaba feliz, era la primera vez que alguien le hablaba de esa fuerza. No la del cuerpo, sino la del alma. Y él había fortalecido aquella que era casi inexistente, la de su alma pura pero luchadora que gritaba a diario en su pecho.
Estaba feliz, se le notaba.
.
.
.
Continuará
(Adivinen. ¡OTRA VEZ ME HE ADELANTADO! Debería odiarlos por obligar a mi mente a publicar antes de tiempo, pero no. Los amo. jaja
Les cuento que a mas tardar (creo yo) la otra semana estaré publicando la nueva historia, esta se llamará KOMOREBI y tendrá muchas historias por contar, aunque serán dos las principales. De verdad espero su apoyo, y que les guste esta nueva entrega, que es diferente a lo que les he entregado hasta ahora.
Hasta la otra semana)
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2. Si pudieras desaparecer
FanfictionIzaya y Shizuo han comenzado a tener una relación de pareja desde aquel encuentro inminente en el apartamento de Izaya, aún lo manejan en secreto, nadie puede enterarse, el amor de esos dos podría provocar un cambio en la vida de Ikebukuro para bien...