Capítulo 22: Despierta

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–Despierta –escuché entre sueños–, despierta –Ahora un beso en la mejilla.

Abrí los ojos y me di cuenta que estaba llorando. Desorientado limpie por encima mis ojos y voltee a ver a la persona que me había despertado. Y allí estaba él, vestido de traje, inmaculado, más atractivo que nunca con un cupcake en la mano y una sonrisa en el rostro que se desvaneció cuando vio mis lágrimas.

No era un sueño, él de verdad estaba conmigo de viaje en Wakayama.

–¿Qué pasa? –Preguntó– ¿Qué pasa? –Dejó el cupcake sobre la mesa de noche– ¿Izaya, qué pasa?

Yo me sentí tan aliviado de comprobar que no era un sueño que empecé a llorar sin poder moverme ni un centímetro de donde estaba sentado en la cama.

–Pulga –Me atrajo hacia él y me abrazó–, no llores, no llores, tranquilo, hoy es tu cumpleaños, no llores.

Me importaba una mierda el cumpleaños en ese momento; mi subconsciente me había dado una muestra de lo importante que era la existencia de Shizuo en mi vida y que pasaría si él desapareciera de ella, me dio una muerte momentánea en medio de sueños; simplemente había sido demasiado fuerte.

–Pulga, ¿qué pasó? –Besó mi frente y me abrazó más fuerte.

–Solo un mal sueño, uno muy desagradable.

–Estoy aquí, Pulga, estoy aquí, tranquilo –besó mi boca–, tranquilo.

–Idiota –hale su pelo hacia atrás–... no tienes permitido desaparecer, ¡jamás!

–Está bien –Me abrazó más fuerte–, está bien, lo mismo va para ti.

Me calme y limpie mis ojos, me separé de sus brazos y observé su traje. ¿Qué hora era?

–¿Por qué estás vestido así? ¿Qué hora es? –Pregunté.

–¿Qué soñaste? –Preguntó.

–Yo pregunte primero, Shizu-chan.

–Es tu cumpleaños, vamos a almorzar en un restaurante de la ciudad.

–¿Almorzar? ¿Qué hora es?

–Casi la 1:00 pm, estábamos agotados.

¡Dormí casi 9 horas! Por supuesto que estaba agotado.

–Me voy a bañar –avise–, y no tengo traje.

Me agarró de la muñeca y me detuvo.

–¿Qué soñaste? –Preguntó de nuevo.

Le di la espalda y apreté los puños, el simple hecho de recordar me destrozaba el pecho.

–Qué estaba soñando...

Tomé aire.

–¿Qué? –Preguntó confundido.

–Soñé que soñaba todo esto, soñé que nada de esto era real, soñé que... en realidad seguía solo.

Shizuo tiró de mí y me acomodó entre sus piernas, ambos sentados en la cama.

–Si puedes sentirme es real. Dime, ¿sientes esto? –Besó mi nuca– Esto es real, Pulga, no te voy a dejar –Me abrazó contra su pecho–, lo que susurro contra tu oído es real, cuando te digo que no desapareceré es real,... Cuando digo que te quiero es real. –Volvió a besar mi nuca.

El dolor que sentía en el pecho se fue difuminando hasta casi desaparecer, Shizuo había controlado bien la situación, y yo me sentía como un niño. Patético.

2. Si pudieras desaparecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora