Capítulo 2: En el baño

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-Pensé que iba a tener que romper de nuevo la p...-detuvo sus palabras en cuanto me vio. Mierda. ¡Sí!

Algo en mi interior se avergonzó de que el me viera así, pero en realidad estaba completamente satisfecho. Giré sobre mis talones y lo observé a los ojos, dediqué la sonrisa que tanto sabía le gustaba y sin quitar mi mano de mi miembro, hablé.

-Pensé que tendría que encargarme yo solo de esto.-Sonreí de medio lado.

La sorpresa se esfumó de su rostro y dejó paso al enojo. El maldito se enojaba más que cualquier otro que yo conociera.

Entró, azotó la puerta y escuché el crujido de la madera. La había roto.

No me importó en ese momento.

La puerta seguía en pie, pero las bisagras se habían separado un poco y por la mitad pasaba una enorme grieta. Shizuo apartó mi mano de un manotazo, me subió al mesón y me agarró del mentón.

-Pulga, no me hagas enojar. -Pegó su cara a la mía, nuestros labios casi se rozaban - ¿Por qué te vas a tocar si me encuentro aquí?- Pasó su lengua por mis labios. Seguía desnudo- No me hagas enojar.-Repitió.

En mi interior se amasó un nuevo sentimiento que era impulsado por mi excitación; su boca, sus labios, su cara, su cuerpo, su todo, lo deseaba. Jadeé con su acción y de nuevo volví a ser el sumiso en el que me convertía, ese esclavo del placer, ese esclavo de su ser, de nuevo lo volvía a desear mientras sentía que mi pecho explotaría a la más mínima oportunidad.

-Te dije que te fueras, ¿qué pasa si llega Namie?

-Cállate, eso poco me interesa en este momento-Volvió a pasar su lengua por mis labios -. De esta no te salvas- Me dio un beso superficial y mordió mi labio inferior.

Gemí y abrí mis piernas. No era consciente de mi expresión, pero me la imaginaba; si, patética y sumisa, y me importaba tan poco.

Cuando soltó mi labio, sonreí, agarré su cabellera y lo provoqué. Me gustaba verlo enojado por mi culpa.

-¿Qué esperas? Te demoras mucho Shizu-chan.

-Izaya-kun... Deja de hacerme enojar. -Me agarró de la cadera y me acercó más a él. Me besó brevemente una vez más y se separó. -Te haré arrepentir si sigues haciendo eso.-Advirtió.

Pegó su erección a la mía, de inmediato un remolino se formó en mi pecho y viajó hacia arriba convertido en un gemido que escapó sin permiso de mis labios; lo atraje hacia mí y pegué nuestras frentes, mis dedos se enrollaron en su cabellera mientras mis ojos veían a su mano moverse sobre nuestra excitación, su dedo gordo pasó por nuestros glandes y divago en círculos.

-Mmm- Se había escapado de mis labios y mi garganta, simplemente lo estaba disfrutando.

Su cara estaba sonrojada cuando se separó de mi frente y asió mi mentón hasta dejarlo en la posición que quería, me mostró una de esas sonrisas perturbadoras y asesinas para mi bienestar y fue ahí cuando me desconecte por completo. Sus labios se pegaron a los míos, su mano en mi mentón viajó a mi cadera mientras la otra no se detenía; nos besamos con afán mientras nuestros cuerpos llegaban al éxtasis juntos, unidos, perfectamente acoplados. Cuando sentimos ese cosquilleo característico congelamos el beso y nos concentramos en la liberación.

Nuestros pechos quedaron húmedos y manchados por nuestro clímax, nuestras respiraciones se aceleraron y jadeamos antes de besarnos. No sabía qué era, pero tener un orgasmo con Shizuo era simplemente cosa de otro mundo, ese placer es imposible ponerlo en palabras y los sentimientos que este genera, aún más. Eso no era simplemente sexo, no, eso iba más allá. Eso era hacer el amor.

-Te quiero, Pulga. -Sus brazos ahora rodeaban mi espalda y me pegaban contra él mezclando nuestras liberaciones, su boca me besaba por toda mi cara y cuello y una que otra vez lo repetía... ¡Te quiero, Pulga!

Besó mi cuello antes de morderme. ¡Cómo me enojaba que hiciera eso!

Lo aparté de una patada y me llevé la mano al sitio afectado. Me observó enojado, él aún no captaba que tenía demasiada fuerza...y que yo odiaba que me mordiera.

-¿Qué mierda está mal contigo? -Estaba enojado de que fuera tan idiota, él tiene el don de dañar ambientes- Eso duele, idiota.

Su ceño se alisó y pareció arrepentido.

-Lo siento. -Dijo al fin.

¿Cómo mierda esperaba que yo siguiera con mi enojo si me respondía de esa manera? ¡Lo odio! Si tan solo desapareciera...

Yo desaparecería con su ausencia.

-Báñate, tienes que irte - ignoré su disculpa -,Namie no demora.

Lo observé. Su ceño fruncido me indicaba que algo en mis palabras para él no cuadraba.

-Tienes claro que nos bañaremos juntos, ¿verdad? -Su mirada era segura, definitiva.

-No me voy a bañar contigo. -Ya sabía en qué iba a terminar eso, no podía permitirlo, necesitaba que se fuera.

-Oh si, claro que lo harás. -Caminó hacia mí; busqué mi navaja y recordé que la había dejado en la ducha. Me maldije. Si Shizuo me tocaba de nuevo yo no podría decir que no, no sin la ayuda de mi navaja.

Y...me tocó. Por supuesto que me bañaría con él.

Pasé mis piernas por su espalda y mis brazos por su cuello, hundí mis dedos en su cabellera y hale llevando su cabeza hacia atrás. Gruñó furioso, sabía que odiaba eso, pero al contrario de él, yo amaba enojarlo así, así que sonreí con mis labios pegados a su cuello. Succione sin que él se diera cuenta. Dejé mi marca sin que él lo notara.

-Te odio Shizu-chan. -Ahora besaba su boca.-No te soporto.

-Eres muy contradictorio- dijo en medio de mis besos.

-Cállate.

-Bájate, Pulga. -Ya estábamos en la ducha.

Quedé de pie frente a él. El maldito era muy alto, así que tuve que ver hacia arriba.

-Lárgate rápido, Shizu-chan. - Me alejé de él para poder observarlo mejor, el agua caía sobre su espalda y recorría su piel blanca bronceada; mis ojos lo estudiaron y lo recorrieron. Era lindo. No. Era un monstruo, pero para mí era lindo. -Namie va a l...-arrugó su ceño y me llevó hasta su alcance.

-Te lo advierto, Izaya, si sigues mencionando el nombre de una mujer mientras estás conmigo, no respondo. -Hundió los dedos en mi cabellera y tiró de mí hacia arriba. Me besó. Ese beso furioso que me gustaba.

Eso era lo lindo de Shizu-chan.

Era lindo.

Inocente en muchos sentidos y lindo.

Y estúpido e ingenuo. Pero lindo al fin y al cabo.

Se separó de mí y dejó que su cuerpo se empapara del todo, con sus manos frotó su pecho, lavando el pegote de semen que tenía. Cuando terminó, me atrajo hacia él de nuevo y lavó mi pecho.

El agua caía desde arriba y se golpeaba contra nuestra piel. Para poder mojarnos los dos, tuvimos que pegarnos completamente, y en medio de roces y toques volvíamos a tener una erección.

-No, no, Shizu-chan, no.

Pero no le importó. Sus manos se resbalaron hasta mi entrada, cuando recordó que no tenía ningún lubricante maldijo en voz alta y yo me reí, fue entonces cuando llevó sus dedos al interior de mi boca.

-Esto servirá de momento -Me sonrió. Lo odiaba.

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Continuará

(Otra vez adelanté el capítulo, ¡dos días! no digan que no los quiero xD espero les guste :) nos vemos la otra semana)



2. Si pudieras desaparecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora