Capítulo 21: Esta es la realidad

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No recuerdo bien en qué momento me quedé dormido, estaba tan agotado cuando todo terminó que abracé a Shizuo y me dormí pegado a él toda la noche. Pero ahora algo faltaba, yo no estaba acostado en su pecho sino en una almohada y a mi lado no había nadie.

Abrí los ojos de golpe buscando comprobar que a mi lado no había nadie, y en efecto, Shizuo no estaba por ninguna parte. Me senté y miré hacia los lados, recorrí toda la habitación con la mirada, todas las puertas estaban cerradas, no estaba su yukata, tampoco su ropa del día anterior, solo estaba la mía en el suelo. Hice las cobijas a un lado y salí de la cama de un salto, corrí al baño y luego al rotemburo, pero nada, no había nadie, así que supuse que había bajado a desayunar. Tomé el teléfono y marqué a recepción.

–Hola, buenos días –saludé–, ¿tengo algún recado? –Pregunté.

–Buenos días –Respondió la recepcionista de la que había olvidado el nombre–, no señor, no tiene ninguno.

Cierta molestia comenzó a invadirme y recorrer todo mi cuerpo.

-¿Disculpe, pero, sabe si mi acompañante bajó a desayunar? -Pregunté, ella no tenía por qué saber algo cómo eso, pero mi interior de momento estaba tan alterado que la lógica no fue mi mayor fuerte.

La recepcionista se quedó callada un momento y luego dijo:

–Disculpe señor, pero usted se registró solo.

Algo, una lanza invisible quizá, me atravesó en ese momento. No podía ser cierto, no pude simplemente imaginarme eso, no pude simplemente soñar un mes entero junto a Shizuo, simplemente no era lógico.

–Miré, en realidad no estoy de humor para bromas, y si no quiere conocer la parte desagradable de mi personalidad, no juegue conmigo.

La recepcionista volvió a tomar aire en un intento de hacer tiempo para responder.

–No tengo razón alguna para hacerlo, señor. Usted se registró hace dos días solo.

Colgué el teléfono y corrí hasta el armario. Solo estaba mi maleta, solo estaba mi ropa.

No. No. No. No otra vez, ¡no!

Corrí de nuevo por toda la habitación buscando alguna señal de Shizuo, así fuera su cepillo de dientes, pero no, nada, ni un solo cabello rubio suyo en la almohada. Agarré mi teléfono y busqué su número de inmediato, dos timbres después contestó.

–¿Dónde estás, Shizuo? –Pregunté agitado.

–No me jodas, Pulga, no me llames.

–¡Ey, Shizuo! Shizu-chan...

–Te mataré si te veo en Ikebukuro, Izaya.

Y entonces colgó.

Y yo comencé a llorar.

Una vez más todo había sido un sueño. Shizuo en realidad seguía siendo mi enemigo.

¡Cuánto dolía!

.

.

.

Continuará

(Well, les doy permiso de despotricar abajo en los comentarios. No diré nada más excepto que nos leeremos en una semana, y que el capítulo es tan corto, debido a la publicación de los capítulos pasados. No aguanté, tuve que publicar... soy débil T_T aún sabiendo que me odiarán de por vida.

En fin, tengan muy buenos días, y por favor esperen mi próxima historia, que espero estar publicándola dentro de poco)

2. Si pudieras desaparecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora