Estaba caminando por la calle de una manera tranquila e incógnita sin tener que estar pendiente de evitar a Shizuo, la humanidad sencillamente estaba a mi orden. Las diez mil llamadas que tenía pendientes no se hicieron esperar, la cantidad de trabajo que tenía acumulado era inimaginable, Shizuo había causado estragos en mis finanzas y tenía que remediarlo; fue ahí cuando estuve a punto de realizar una de las tan anheladas llamadas cuando una de Shizuo entró al celular que tenía especialmente para él.
-¡Izaya! -Gruñó al otro lado de la línea.
-No grites Shizu-chan, me vas a reventar el oído. -Aleje el teléfono y le sonreí a la pantalla; probablemente ya se había enterado que Kadota no me había dicho nada -¿Qué quieres?
-¡Casi mato a Kadota por tu culpa! -Lo sabía, ese tono, esa furia... no podían significar más. Lo lamentaba por Kadota, pero era un sacrificio necesario.
-Yo nunca te dije que él me hubiera dicho algo.
-No juegues conmigo, Pulga.
-No lo hago, es solo que eres lo suficientemente estúpido para no darte cuenta de mis trampas. -Reí suavemente -Tranquilo, en realidad me quiero dejar sorprender. Aún no sé de qué se trata la sorpresa, si hubiera seguido con el engaño, hace horas sabría qué es lo que tramas. -Sonreí divertido con la estupidez de Shizuo - Dame gracias, permití que me dieras una sorpresa.
-Eres difícil de tratar, Pulga... mucho.
No dije nada.
-Nos vemos en una hora... Ya quiero verte.-Shizuo a veces era demasiado sincero.
-Necesito hablar contigo -Le avise.
-¿Ah? ¿Qué pasa? -Se preocupó - No te voy a dejar ir, Pulga, si piensas terminar conmigo, no lo permitiré.
Solté una carcajada.
-¿Qué? ¿Shizuo, de donde sacas eso?-Volví a reír.
-¿Entonces de qué se trata? Si no quieres terminar conmigo, entonces, ¿de qué quieres hablar?
-Lo sabrás en una hora...adiós fenómeno.
Escuché sus alegatos antes de cortar la llamada, imagine que incluso ya habría roto su teléfono de la furia y estaba gritando como loco: "maldito Izaya". Eso era tan típico de él.
Shizuo siempre provocaba miles de carcajadas en mí, su idiotez era de otro nivel, y aunque esa era una de las cosas que más me gustaba de él, no podía evitar reír como loco cuando esta salía a flote (lo cual era casi siempre). Shizuo era especial en todo el sentido de la palabra.
Estuve andando por Ikebukuro una hora más. Resolví ciertos rollos, complete otros trabajos, arme más problemas, y por ende conseguí más trabajo. Se sentía bien volver a mi antiguo yo. Incluso se puede decir que por un momento me olvidé de Shizuo y fui solo yo con mi yo de siempre.
Lo cierto es que disfrutaba de los problemas, disfrutaba manejar a las personas, ver sus reacciones, sacar a flote cada emoción que les podía provocar, al fin y al cabo mi amor por la humanidad es eterno y sincero; justo en ese instante pude asegurar que la amaba a toda. En ese último mes había aprendido a amar al único ser sobre la tierra que me negaba a amar. Y lo amaba de verdad, lo amaba con locura y por sobre todos los demás; jamás en toda mi vida había sido tan sincero y serio en cuanto a algo. Esperaba que su estúpida cabeza algún día lo entendiera, pero tal vez eso era pedir demasiado. El caso es que amaba mi trabajo, y por supuesto extrañaba no hacerlo. ¿Qué puedo hacer? Me gustan los problemas, bueno, causarlos al menos.
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2. Si pudieras desaparecer
Fiksi PenggemarIzaya y Shizuo han comenzado a tener una relación de pareja desde aquel encuentro inminente en el apartamento de Izaya, aún lo manejan en secreto, nadie puede enterarse, el amor de esos dos podría provocar un cambio en la vida de Ikebukuro para bien...