Capítulo 15: Sólo una ducha

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Recogí mi camisa y me la puse nuevamente, Shizuo me sonrió y se dio vuelta hacia el pasillo.

Por piso había cerca de 10 habitaciones, de lado y lado. Las que miraban hacia el mar eran tipo rotemburo, es decir, con Onsen privadas, las demás se distribuían en los diferentes tipos que ofrecía el hotel. Nuestra habitación estaba en la mitad del pasillo, era la número 405, y por supuesto, miraba hacia el mar.

Cuando entramos a la habitación quede impactado, no pensé que las habitaciones fueran tan bonitas, o tan grandes. La ambientación japonesa era sutil pero perfecta, no era totalmente tradicional, ya que había cama, pero, por lo demás, era totalmente japonés. Incluso las habitaciones estaban divididas por puertas, todo perfectamente separado por puertas corredizas muy japonesas.

Shizuo abrió la puerta y la primera vista fue un pasadizo que nos conducía a una primera habitación prácticamente vacía. Se trataba del cuarto donde dejábamos nuestras pertenencias. Había uno que otro armario tradicional, un sitio para los zapatos, en el suelo había dos mantas con el nombre del hotel, en la pared de mi izquierda pintada de un color verde olivo colgaba un cuadro tradicional, y justo en frente, sobre uno de los armarios, se encontraban dos yukata del mismo color de la pared.

A la derecha, en lo que sería la habitación del centro, había una mesa estilo japonés para cuatro personas, con dos sillas a cada lado y un cenicero en el centro. Detrás y al lado había otras puertas corredizas. Se trataba de la ducha, el baño, la habitación y justo en frente el Onsen privado. Era gigante, parecía un apartamento. Y para rematar, teníamos balcón con mesa para el té.

Shizuo definitivamente me había puesto a pensar sobre su regalo de cumpleaños.

–Esto es impresionante, Shizu-chan.

–Sí, Celty hizo un buen trabajo escogiendo este hotel.

–Se me han ido las ganas, de repente me siento cansado –Admití al ver la cama gigante que había para nosotros.

–Vamos a ducharnos, Pulga. Ya te lo dije, acá no vienes a dormir.

–No quiero tener sexo contigo en la ducha de nuevo –Arrugue el ceño–. Es molesto tener que bañarme dos veces.

–No te haré nada, de verdad. Solo quiero un baño para descansar de este viaje.

Yo solo me hacía de rogar, en realidad si me quería bañar con él.

Saqué mi camisa por encima dejando mi torso desnudo nuevamente, luego afloje mi cinturón y dejé caer mi pantalón al suelo; me crucé de brazos y le sonreí a Shizuo dándole mi aprobación; el me devolvió la sonrisa y comenzó a desvestirse.

–Ven acá, Pulga. Necesito secarte el pelo.

–Déjame dormir, estoy agotado.

El baño había sido eso, un baño. Los dos estábamos tan agotados que lo único que hicimos en el baño fue refregar nuestras espaldas y luego descansar en la gigantesca tina al estilo japonés que había ahí, y como las duchas tenían la peculiaridad de descansar tanto a las personas, hasta el punto de dejarlas listas para dormir, pues yo estaba quedándome dormido.

Shizuo caminó hasta la cama con cara de enfado -muy natural en él-, me levantó en sus brazos y me llevó de nuevo hasta el baño donde estaba la secadora de pelo.

–Si te sigo viendo la cara no podré dormir, Shizu-chan. –Mi cabeza colgaba hacia atrás para evitar verlo.

–No quiero que duermas. –Dijo.

Me levanto más en sus brazos; parecía que estuviera levantando una almohada, pequeña y liviana, para dejar mi cuello a su alcance.

Pasó la lengua por los huesos de mi garganta, de abajo hacia arriba, subió hasta alcanzar mi mentón y luego mi boca. Ya no podría dormir.

2. Si pudieras desaparecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora