Llegué nuevamente al pequeño leñador con la esperanza de tener una pista del joven con el que había estado charlando hace unas horas. El cantinero se sorprendió al verme. No era algo común que un cliente al que le acababas de vender un productor que es considerado ilegal regresara tan pronto. Probablemente creyó que venía a reclamarle algo, pero era absurdo, después de todo, él me había regalado la raíz del muerto. Me acerqué a la barra y pregunté por mi amigo, el negó con la cabeza. Antes de alejarme de la barra me sugirió que fuera al bosque. A unas cuantas calles de allí hay un camino que lleva hacia un claro, cerca del lago, no tardaría mucho tiempo en llegar si pagaba por un taxi, y eso hice.
¿Pero que podría estar haciendo Víctor allí? Una fiesta claro.
Aun no llegaba al lugar que describió el cantinero cuando comencé a escuchar una estridente música —pare aquí — le dije al taxista. Le entregué un billete y dejé el cambio. Todavía estaba lejos del lugar donde pasaba la fiesta, pero mientras recorría los caminos hacia el bosque tuve tiempo de esclarecer mis pensamientos. — ¿Y si Víctor no estaba allí? — me pregunté una docena de veces. La verdad es que no importaba, en un principio buscaba a Víctor para que fuera él quien me llevara a una fiesta. Ahora sin darme cuenta ya estaba en una.
Había aproximadamente una docena de autos estacionados todos en desorden. La música sonada fuertemente, miraba a todos lados y veía a todo tipo de jóvenes. Hombres y mujeres un poco más grandes que yo. Podría haberme sentido intimidado pero la verdad es que no, era más alto de lo que eran los muchachos de mi edad y tenía un cuerpo atlético producto de horas y horas de clase de educación física.
Caminé entre la multitud hasta que llegué a las orillas del lago, incluso allí seguía celebrándose la fiesta, jóvenes jugando, luchando, tomando y besándose. Era un degenere total las aguas de aquel lago. Mentiría si no les confieso que sentí algo de excitación al ver esto, algo normal considerando mi edad. De repente sentí que alguien me tomaba del brazo.
—Ven guapo vamos a divertirnos — me dijo una joven delgada, morena y con anteojos.
—Tal vez después — le contesté y me aparté a otro lugar.
Seguí caminando y me perdí un poco en el bosque, me senté en la base de un árbol y escuché una voz familiar "vamos nena no te preocupes, hay que divertirnos", me voltee para tratar de ver de dónde venía aquella voz, busqué con la mirada y sonreí cuando mis ojos se encontraron con Víctor. Estaba hablando con una joven bastante familiar, de hecho... si no me equivocaba era la persona que me había atendido en aquella extraña tienda. Ya no podía oírlos, la música se intensificaba cada vez más, así que me tuve que conformar con el hecho de saber que mi compañero estaba bien.
Me puse de pie y me dirigí nuevamente a la fiesta. No sabía por dónde empezar, tal vez, primero necesitaba encontrar a alguien con quien probar la raíz del muerto. Las historias decían que simplemente debía dejarla disolverse en la bebida de la mujer que quería conquistar y acto seguido sería mía. Levanté la vista y a lo lejos distinguí un pequeño grupo de amigos, conformado por tres personas, dos mujeres y un hombre, se encontraban un poco alejados de la fiesta, arrojando piedras al lago y fumando. Su apariencia rockera intimidaba un poco, pero eso no impidió que fuera hacia ellos. Me acerqué y les pedí un cigarrillo. Ellos sin titubear me ofrecieron la cajetilla y tomé uno. Una de las mujeres me acercó un encendedor y me ayudó a prenderlo. Le di las gracias, tomé una piedra y la arrojé al lago.
—Buen lanzamiento — dijo la mujer que ayudó a encender el cigarrillo.
—Gracias— contesté.
ESTÁS LEYENDO
Doctor Cosmo - El diario de un asesino parte 1
Action¿Quién eres tú para juzgar los actos que he cometido? Lo que ves cómo una crueldad increíble y maldad absoluta, incluso algo de locura, yo lo veo como progreso, redención, descubrimiento... está bien, quizás tengas razón, probablemente matar a 107 p...