Capitulo 13 parte 2

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Cuando llegamos al lugar donde vivía Foster, me di cuenta que Víctor aparentaba menos, para la enorme cantidad de dinero que su padre tuvo en vida. Era una casa enorme, me atrevo a afirmar que era o hubiera sido en el pasado un palacio. No tenía ninguna barda de seguridad por lo que cualquier persona podía entrar al jardín que rodeaba todo el terreno, con dos grandes árboles en el frente y una gran casa del árbol de uno de ellos.

—Vayase — le dije al taxista, le pagué con un billete alto y le dejé todo el cambio.

Esperé un poco antes de entrar a la propiedad.

Las sombras te persiguen.

Llevaba del hombro a Foster, caminaba con él mientras luchaba por no dejarlo caer y que se partiera la cabeza antes de tiempo.

—Foster, ahora escúchame, tienes que despertar ¿me oíste?

Foster no despertaba, y si él no podía despertar debía idearme algún otro plan para entrar en su propiedad, debía estar dentro para asegurarme de darle la orden a Foster de matar y después de suicidarse, así que lo único que me quedaba era poder persuadir a su madre y rogar al señor que todo saliera bien.

Toqué la puerta varias veces y llamé al timbre otras más pero sin respuesta, sudaba un poco por el cansancio que me ofrecía el joven desmayado, comencé a creer que no había nadie en casa, tendría que aplazar mis planes un tiempo. Sin embargo, cuando estaba a punto de rendirme escuché una voz a la lejanía del interior de la casa, "un momento, ya abro" era una voz femenina, pensé que debía ser una sirvienta. Cuando abrieron la puerta no era ninguna sirvienta, era una mujer rubia, diez años mayor que yo quizá, se le notaba un poco la edad, pero también era más que obvio que hacia todo lo posible para evitarlo. Iba vestida con una bata color rosa que cubría su delgado cuerpo, a pesar de lo reservada que era podía notarse el físico despampanante que tenía.

—Buenas noches señorita creo que esto le pertenece.

Me quité de encima a Foster y amablemente lo extendí hacia ella. Con mucho cuidado lo sujetó y empezó a hablarle en voz baja, — espere por favor— me dijo. Me quedé esperando en la entrada. Unos minutos más tarde la mujer regresó, adormilada y agotada, sin embargo se notaba que no era la primera vez que lo hacía.

— ¿Noche difícil verdad? — la mujer me miró y sonrió un poco.

—Pase por favor, no quiero ser descortés y dejarlo allá afuera.

Entré a la casa y ya no era de mi asombro ver todos los costosos adornos que colgaban y estaban distribuidos por todas partes. La propiedad parecía algo vieja, no estaba muy cuidada y había un desorden. A pesar de toda la fortuna heredada por el padre de Víctor no era suficiente para hacer funcionar las cosas en ese lugar.

Pasamos a la sala de estar, ahí tomé asiento en uno de los tres sillones separados entre sí.

La mujer me ofreció algo de tomar a lo cual le respondí que si era tan amable de darme un vaso con agua, ella se dirigió a la cocina y volvió unos segundos más tarde. Puso el vaso de agua en la mesa que se encontraba frente a mí y ella se sentó justo del otro lado. Llevaba consigo una taza y sumergía una bolsita de té dentro de ella.

Tosí un poco y golpee mi pecho suavemente con mi puño.

—Y bueno señor... ¿podría preguntar quién es usted? No parece el típico amigo de Foster.

—Aaa si bueno yo. —Me tomó un poco desprevenido su pregunta, carraspee, tomé un poco de agua y respondí lo mejor que pude hacerlo.

—Verá señorita... señora —Corregí inmediatamente al ver su expresión desaprobatoria —. Mi nombre es Alan, Alan Rodríguez, vine a visitar a mi familia unos días, y mientras me encontraba distrayéndome un poco me topé con Foster, tuvimos un encuentro algo inusual, pero al conversar un poco nos dimos cuenta de que ya nos conocíamos... o bueno por lo menos nuestros padres.

Doctor Cosmo - El diario de un asesino parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora