¿Qué está pasando?
¿Qué es eso?
¡Ooohh por dios que alguien haga algo!
Idiotas... que recuerdos... ¿No es así?
Víctor en unos pocos meses sería mayor de edad y entre más se acercara la fecha, el tiempo a mí se me acababa. Estaba obsesionado con el libro que conseguí semanas atrás, lo había leído una docena de veces, tantas y en tan poco tiempo que ya no lo necesitaba, me lo sabía de cabo a rabo. Incluso comencé mi propia bitácora de recolección de hierbas del bosque.
Solía salir por las noches cuando el internado se vaciaba y solo quedaba poco personal, equipado con una mochila y una soga, que sujetaba al borde de la cornisa para poder bajar. Al principio fue una dura tarea, estuve a punto de morir algunas veces, la primera vez que intenté descender por el risco la cuerda de seguridad se soltó, si no fuera por el hecho de haber estado bien sujeto a las rocas lo más seguro es que hubiera muerto. O algo peor, quedar inválido o comatoso.
A pesar de haberme salvado me llevé un pequeño recuerdo de mi desastroso plan para descender al bosque. Mi mano derecha estaba cubierta de sangre, no me había dado cuenta gracias al flujo de adrenalina que salió disparado cuando creí que moriría. Me quité la camisa interior de color blanca y me la amarré a la palma de la mano para detener la hemorragia. A pesar de mis heridas y mi susto de creer que moriría continué la labor de recolección.
"Dentro del bosque me sentía en casa, era un placer para mí estar en aquellas tinieblas."
Llegué nuevamente a la habitación a altas horas de la noche, cubierto de tierra, sudando y jadeando, lleno de heridas y oliendo a estiércol. Víctor estaba aún despierto leyendo un libro, al verme lo arrojó al suelo y se levantó de la cama.
— ¡¿Qué diablos te pasó?! —me dijo sorprendido.
—No hagas preguntas — cerré la puerta detrás de mí y dejé caer la mochila sobre mi cama.
—Eres un guarro Erick por dios ¿Por qué hueles así? Y ¿Qué llevas en esa mochila?
Comencé a reír.
—Aquí Víctor llevo tu regalo de cumpleaños, así que no te lo puedo enseñar.
Víctor no dijo ni una sola palabra, solamente suspiró un poco y se dejó caer en su cama para intentar dormir en vez de seguir leyendo. Yo hice lo mismo. Al día siguiente o mejor dicho las semanas siguientes trabajé muy duro para crear "la droga" con la raíz del muerto. Fue un proceso duro y cansado. A menudo tenía que quedarme hasta la madrugada en el laboratorio de química o en la biblioteca. Destilando y preparando cada nueva mezcla. Mientras estaba en el laboratorio procuraba no llamar mucho la atención, destruyendo todo resultado que no diera con lo que buscaba para evitar sospechas. Había conseguido un gran número de plantas la primera vez que salí, pero debí ir en busca de más, dos veces o quizá tres.
Al fin y durante la llegada del invierno, logré crear dos poderosas sustancias, distintas entre sí, pero cada una con un poder atroz. La primera de ellas la llamé "Poción de mangosta": esta era un líquido capaz de deshacer cualquier organismo en cuestión de minutos, como el ácido pero sin los olores característicos, la otra era la poción del "hombre sin sentido" o por sus siglas la "HSS", en términos simples era lo mismo que la raíz del muerto pero cien veces más poderosa.
Cien veces es mucho.
*
(Unos meses más tarde.)
Mientras reposaba acostado en mi dormitorio, leyendo uno de los libros de medicina que tomé de la biblioteca el día anterior, y pensando en el regalo de cumpleaños de mi mejor amigo. Víctor entró a la habitación, —Solo vine por unas cosas —dijo.
— Víctor, necesito tu ayuda —Lo abordé.
— ¿Necesitas mi ayuda? —Preguntó mientras se quitaba su saco y lo dejaba recargado en la silla.
— Así es... Como mañana es tu cumpleaños estoy preparando una sorpresa muy especial.
— ¿En serio? ¿Qué es?
— Si te acabo de decir que es una sorpresa ¿Por qué preguntas? —Respondí histriónicamente.
— Está bien, que necesitas —suspiró.
— Necesito que corras el rumor de que algo muy espectacular va a suceder en unas cuantas horas, justo a la medianoche. Todos aquellos que quieran verlo deben ir al patio lateral donde está el árbol de manzanas.
— ¿Te refieres en donde está la oficina del director?
— Lo tienes, ahí precisamente ¿puedo contar contigo?
— Tu sabes que sí.
— Entonces nos veremos en unas horas, a la media noche, el día de tu cumpleaños.
—Allí estaré hermano.
Víctor abrió nuevamente la puerta, pero justo antes de salir lo detuve— ¿Qué esperas que vaya a pasar? — Víctor titubeo un poco —No lo sé, pero conociéndote...—no terminó la frase y se fue.
Unas horas después que Víctor se fuera abrí la puerta para echar un vistazo. Los pasillos estaban vacíos, era viernes. La noche comenzaba a cobrar fuerza y poco a poco el cielo se cubría de estrellas. La mayoría de las personas se habían ido al pueblo como todos los fines de semana, solamente quedaban unos cuantos alumnos que esperaban con ansias mi sorpresa. No había maestros, tampoco alguien que pudiera interferir. Solo quedaba el director Finnegan, el vigilante de la entrada y el asistente del director.
Cerré nuevamente la puerta de mi dormitorio, me desnudé y me puse la bata de baño, tomé mi mochila, en ella traía todos los instrumentos que iba a necesitar para que el plan se llevara a cabo, me la colgué en el hombro y caminé sin ninguna preocupación, tenía todo bien planeado, si algún individuo indeseable me veía caminando sospechosamente, solo debía decir que iba rumbo a las regaderas y que dentro de la mochila llevaba mi ropa. Cuando llegué al tercer piso estaba desierto, solo si echabas un vistazo por el borde del barandal podías ver a unas cuantas sombras deambulando por el primer nivel cerca de los jardines. Seguí mi camino hasta llegar al final del pasillo.
Y ahí estaba yo, frente a la oficina del director, con mi bata de baño y una mochila en mi hombro, llamé tres veces a la puerta, una gota de sudor cayó desde mi frente hacia mis mejillas. Tragué saliva y esperé una respuesta.
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Doctor Cosmo - El diario de un asesino parte 1
Action¿Quién eres tú para juzgar los actos que he cometido? Lo que ves cómo una crueldad increíble y maldad absoluta, incluso algo de locura, yo lo veo como progreso, redención, descubrimiento... está bien, quizás tengas razón, probablemente matar a 107 p...