Capítulo 14

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Sonó el celular de Foster una vez. Llamé de nuevo y nadie contestó. Me encontraba fuera del aeropuerto dentro de una cabina de teléfono intentando hacer que respondiera. Me quedaba sin opciones y no podía esperar mucho más. Golpee la cabina y me recargué en las paredes de cristal, estaba sudando y pasé mi mano por mi frente para quitar el exceso de sudor. Una vez más, con el teléfono aun en mi oído, colgué y descolgué para marcar el número. Sentía como latía mi corazón mientras escuchaba las pausas, Creí perder toda esperanza cuando escuché un "click" que venia del otro lado de la bocina. Escuché una voz ronca y adormilada, acompañada de un gorgoteo.

— ¿Qué pasó? —dijo en apenas un siséo.

—Buenas noches joven Foster, es un placer escucharte, ahora. Si eres tan amable harás lo que te diga ¿está bien?

Silencio... escuchamos silencio, ¿no es hermoso?

No se escuchaba nada de lado de mi escucha, esperé unos segundos hasta que volví a encender mi voz.

— ¿Estás ahí? No te quedes callado y responde.

—Aquí estoy... haré lo que usted diga.

Excelente, al parecer la poción no dejó de funcionar. Aún recuerdo muy bien esa noche, Eran las 3:20 A.M. el siguiente avión a la ciudad capital salía a las 4:45 A.M. Tenía poco tiempo.

—Foster, muchacho... te daré una serie de instrucciones que espero que cumplas al pie de la letra.

—Las cumpliré señor.

—Primero que nada, no quiero que hagas preguntas, solo limítate a seguir mis órdenes, segundo, camina lo más cautelosamente posible, para estas horas lo más seguro es que ya se te haya bajado un poco la bebida.

—Sí señor.

—Ahora lo que vas a hacer es: Ir a la cocina, abrir el cajón donde tu madre guarda los cubiertos y tomaras un cuchillo, el más grande y afilado que encuentras.

—Sí señor.

Escuché como abría la puerta de su habitación y el sonido débil de sus pasos, casi insonoros, pero el suficiente traqueteo para no dudar que estaba haciendo lo que le decía.

—Descríbeme lo que estás haciendo muchacho — dije.

—Estoy bajando las escaleras señor y me dirijo a la cocina —Silencio total, segundos después, — ya estoy en la cocina, abro el cajón.

Pude escuchar cómo abría uno de los cajones de la cocina, percibí el ruido metálico de los cubiertos rozándose unos con otros.

—Acabo de sacar un cuchillo grande y brillante señor.

—Bien, ahora que tienes el cuchillo te pediré que hagas algo y más te vale que lo hagas.

—Sí señor.

—Lo que quiero que hagas es...que extiendas tu mano en cualquier superficie plana y con el cuchillo te cortes uno de tus dedos, después te tomarás una fotografía de tu dedo cercenado y la enviarás por mensaje a mi teléfono ¡Por ningún motivo vayas a gritar o a llorar!

—Lo haré señor.

Escuché como dejó su celular en alguna parte cercana a él y oí un eco de un utensilio golpear contra la madera, fue un sonido similar a cuando estas partiendo zanahorias o cortas carne de cerdo. Estaba muy atento hasta que mi concentración se interrumpió cuando mi teléfono celular se agitó violentamente. Metí la mano al bolcillo interior de mi abrigo y vi que había un mensaje con una fotografía. Lo abrí y pude ver una mano ensangrentada sujetando un dedo con los otros que le quedaba. Palidecí un poco pero giré mi cabeza de lado a lado para no distraerme.

Doctor Cosmo - El diario de un asesino parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora