Capítulo 26 - el sueño

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Dentro de cada uno de nosotros existe una bestia que quiere salir. Llamémosle avaricia, furia, descontrol, morbo, ocio. Cada bestia tiene su propio nombre y cada uno de nosotros somos responsable de alimentarla. El nombre de la mía era egoísmo. Pero ese egoísmo evolucionó y ganó más atributos. Es difícil detenerla y más, cuando te consume.

En mi sueño existían dos personas. Dos Erick. Uno era Erick y el otro el doctor Cosmo. Nos encontrábamos a las orillas de un mar poco profundo. Era algo diferente, porque todo el lugar tenía un tinte color anaranjado. El verdadero Erick, el hombre ya mayor con su prominente Barba, estaba parado con su uniforme de doctor, como normalmente iba vestido, con una bata blanca, unos pantalones vaqueros y una camisa de color azul con su corbata. Mientras que el doctor Cosmo era aquella figura insolente, con su chaqueta de cuero y guantes. Ambas partes se miraban fijamente y el viento soplaba y soplaba. Comenzaron a caminar lentamente y mientras caminaban el doctor Cosmo comenzó a reír y por el contrario, Erick comenzaba a ponerse más serio. De pronto ambas figuras extendieron su brazo completamente como si fueran a tocarse. Y una vez que estuvieron lo suficientemente cerca para hacer contacto, un destello tan brillante como si de una estrella se tratase cubrió todo el lugar. Pero cuando se esfumó esa luz, el mar y el paisaje cambiaron, ahora era un lugar desolado, un mar con aguas oscuras y turbias cubierto de tenebrosas nubes de tormenta. Ya no estaba Erick, solo quedó el doctor Cosmo.


Doctor Cosmo - El diario de un asesino parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora