Capítulo 27 - El Final parte 1

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El día dio paso a la noche y la noche a la mañana. Tenía los ojos cerrados y no los abría, ya que nada en esa habitación era diferente. A veces, y solo por momentos comenzaba a leer mi diario en un intento en vano de vencer al aburrimiento. Mis captores arrancaron todas las hojas de mis experimentos. Solo quedaba mi historia. La misma que has estado leyendo durante todo este tiempo. Restaban unas páginas en blanco, y no escribía desde que experimenté en el laboratorio. Así que mientras esperaba comencé a garabatear. Tomé la libreta y me senté recargado en la pared. Escribí y escribí, repasando cada palabra, leyendo unas y borrando otras, a veces arrancando páginas enteras para que este diario pudiera ser más fácil su comprensión. Con el rabillo del ojo distinguí una sombra que danzaba de lado a lado, no me importa, solo escribía, mi mano continuaba estremeciéndose, hasta que sin darme cuenta me quedé profundamente dormido. No puedo explicar de qué manera sucedió, no se supone que debería dormir a menos que yo mismo me provocara el estado del sueño.

Allí estaba, en una habitación en penumbras. Nada ni nadie alrededor. Parecía otra celda, no era una física, sino más bien una mental. Caminé y jamás sentí algún muro u otra superficie que no fuera el suelo. Pasé horas y horas dando vueltas, aunque en realidad hayan sido solo unos segundos. La percepción del tiempo no existía, era algo demencial. Seguía caminando hasta que poco a poco me detuve. Escuché un ruido que provenía de alguna parte de aquel vacío, como un chasquido. Me di media vuelta y sentí frio al percatarme del nacimiento de una irradiación. Me acerqué corriendo para tratar de llegar y evitar que desapareciera sea lo que sea. Tropecé con mis propios pies y caí de rodillas justo frente a un espejo ovalado que surgió de los restos de aquel incandescente brillo. Me vi en el reflejo, solo se veía mi torso y mi cabeza. Era diferente al Erick que solía ser, sonreía burlonamente como si en realidad mi reflejo tratara de mofarse de mí mismo y agitaba la cabeza de lado a lado en señal de incredulidad.

— ¿De qué te ríes? —pregunté hostilmente.

—De ti —Respondió el reflejo.

— ¿Puedo preguntar el Por qué?

—Porque es mi turno.

— ¿A qué te refieres?

—Déjame que te lo explique — hizo una breve pausa y después continuó — Por años he permanecido como una sombra en tu interior, apenas mostrando destellos de lo que en verdad era. Hablando contigo cuando nadie lo hacía. Guiándote cuando no tenías las agallas de hacerlo. Forjando lo que has sido, eres y serás.

—Eres la bestia ¿no es así?

—Soy lo que quieras que sea, llámame como se te antoje y mírame en tú reflejo como más te plazca. Pero jamás cambiaras el hecho de que soy parte de ti, soy tú mismo. Solíamos estar siempre juntos y fui gran parte de tu personalidad mientras crecíamos, hasta que decidiste encerrarme.

Miraba a mi reflejo hablar, como se enfurecía y cambiaba de apariencia. Era un revoltijo de imágenes bizarras dentro del espejo, donde su figura se transformaba, combinando todas las pesadillas que tuve durante toda mi vida.

—Después de que tomaste la poción ¿Cual crees que fue la razón de tu rejuvenecimiento? Acaso fue ¿un efecto aleatorio de aquella cosa?... ha esa edad me encerraste en tu inconsciente, y la poción poco a poco me hizo salir. Entre más pasaba el tiempo íbamos cambiando los roles. Ahora me toca a mí estar allá afuera y a ti te toca estar aquí adentro, en esta oscura, lúgubre y fría prisión que es tu mente, tú serás mi reflejo y ahora yo seré el que te vea en las sombras, tú serás mis sueños y mis pesadillas y solo cuando sienta temor o frustración podrás salir brevemente. Tú has muerto... yo he renacido.

— ¡Pero tengo que salvar el mundo! No puedo permitir que continúe toda esta destrucción... ambos creamos esta cosa, tenemos que pararla. Detenerla lo antes posible.

— ¿De qué hablas doctor? Esto que hemos creado lo provocamos intencionalmente, era lo que queríamos. Jamás habrá una cura para este mal, porque tú y yo anhelábamos tenerlo. Es nuestro mundo perfecto, es la emoción de la caza y la muerte, la adrenalina de vivir. ¿Recuerdas cuando infectaste a todos los vagabundos? Es más o menos lo mismo. Lo hacías porque creías que era lo correcto, por odio y por venganza... Ahora te vas a pudrir en lo más recóndito de tu cabeza y yo disfrutaré los placeres de este nuevo mundo.

—Espera, no puedes hacer esto.

Era inútil... sabía que jamás volvería a despertar. Que la única manera de ver el mundo sería por medio del espejo que estaba frente a mí. Cada vez que él se fuera a dormir o mirara un reflejo allí estaría yo como él dijo. Es un poco triste, pero eso es lo que sucede cuando dejas que tus demonios internos te atrapen y te venzan y tu escencia se quede dormida dentro de ti esperando a ser rescatada.

—Solo te pido una cosa, déjame terminar mi diario... nuestro diario, después de eso serás libre de hacer lo que quieras —Dije con un tono de cansancio y resignación.

—Continua, sin embargo será diferente.

En mis manos se vislumbró la imagen del diario, justo donde me quedé. No logré salir de aquel mundo, así fue como él hizo tantas cosas sin que yo pudiera recordarlo.

Debo agradecerte lector por acompañarme en este camino. Por seguir mí historia. Al principio de este diario confesé que asesiné a ciento siete personas. Pero como podrás ver, a causa de mí, han muerto todavía más, pido perdón por todo lo que ha pasado y espero solemnemente que puedan salvar el mundo. Si algún día me encuentran, no se preocupen por mí, yo ya estoy muerto. Lo único que ruego al señor es su perdón por creer que era un dios al igual que él. Pero sé que no me perdonará, no tan fácil, mi castigo no será la muerte, si no la inmortalidad. Me despido de todos ustedes y si hay algo más escrito a partir de aquí habré dejado de ser yo. Me despido con lágrimas en los ojos y con un sincero hasta nunca, los quiere el DR. Erick Esteban Perkins.

Doctor Cosmo - El diario de un asesino parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora