Capítulo 10

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Corría desnudo, en un bosque negro, no podía distinguir lo que pisaba. La luna estaba en el cielo, resplandeciente, de un color carmesí. No sabía porque seguía corriendo, mi instinto me decía que algo me perseguía, que iba a alcanzarme. El viento me lastimaba la cara, hacia bastante frio, pero no debía detenerme porque eso me iba a alcanzar, era como correr en círculos y cada segundo parecía un siglo. Tropecé y quise levantarme, pero una mano colosal me tomó de la cintura y me sacó del bosque, y solo había más oscuridad, pude ver la figura de aquel ente que me sujetaba. Era yo mismo, o por lo menos se parecía a mí. El gigante se encontraba cubierto de tierra, tenía el cabello muy largo y su cuerpo era una masa de músculos. Trataba de soltarme, era imposible, sus garras se clavaron en mi costado, aullé de dolor, vi sus ojos inyectados en sangre y observé el reflejo de mi vida pasar frente a mis ojos, abrió la boca para masticarme y...

—Despierta dormilón, ya es muy tarde —escuché la voz de Janeth susurrando cerca de mi oído.

—En un momento, es muy temprano —le respondí cubriéndome el rostro con una almohada.

—Son cerca de las doce, creo que no es nada temprano — exclamó sonriente y se puso a saltar sobre la cama para despertarme.

— ¡Despierta, despierta! Hay que aprovechar el día —Se recostó a mi lado y me dio un beso en la mejilla mientras yo pasaba mi brazo por detrás de su cabeza.

—Está bien, ya me voy a levantar, pero que no quede duda, yo no quería hacerlo —sonreí un poco pero ella creyó que fue un chiste de mal gusto o algo en doble sentido.

— ¿Te pasa algo Janeth? —pregunté extrañado.

—Nada no te preocupes... este día iré a visitar a mis padres, ¿quieres venir?

—Gracias, pero tengo algunas cosas que hacer, tal vez nos veamos después.

Tomé mis cosas y me fui. Necesitaba pensar un poco en el extraño sueño que tuve. Nunca antes me preocupé por tener pesadillas porque mi mundo en general era una, pero esa fue muy rara. Acaso ¿me sentía culpable por lo que hice? No, eso no era posible, incluso en esos momentos jamás me arrepentí de absolutamente nada, ni de los animales, ni de Ricky, ni del doctor Henry, ni del director Finnegan, ni mucho menos de Gary. Otra de mis teorías era que posiblemente mi subconsciente trataba de decirme algo... he ahí el problema principal ¿Qué quería decirme? O quien...

Llegué a la biblioteca pública de la ciudad, era una gigantesca construcción con acabados de madera muy antiguos y dentro de ella guardaban miles y miles de libros de todas colecciones, tamaños y autores. Entré con la finalidad de buscar un diccionario de sueños para ver la interpretación de este, pero fallé rotundamente. No me quedó otra salida más que resignarme y esperar pacientemente a olvidarlo.

Los días pasaron con normalidad, Janeth y yo hablamos un poco las cosas, ella efectivamente estaba muy arrepentida y me prometió que jamás volvería a ingerir ninguna bebida alcohólica y mucho menos iba a dirigirle la palabra a Gary Flint. De lo primero no estoy muy seguro que lo cumpliría, pero de lo segundo iba a ser inevitable que faltara a su promesa, porque él ya estaba muerto para entonces.

Mientras nos encontrábamos en clase uno de los profesores dio el anuncio oficial de la desaparición de Gary.

—Estudiantes, nos han reportado que un alumno de esta universidad se encuentra desaparecido, las autoridades lo están buscando, si alguien sabe algo de él no duden en contactar con ellos o con nosotros.

Todos mis compañeros comenzaron a vociferar, el profesor trataba de calmarlos para continuar la clase, pero era imposible. Giré mi cabeza para ver a Janeth, su miraba estaba perdida, ella no podía creer lo que acababa de escuchar. Tomé su mano y la miré a los ojos.

— ¿Qué sucede Janeth? —pregunté fríamente, esperando una respuesta de mi agrado.

—Nada... es que me sorprendió mucho haber escuchado esa noticia, ¿a ti no?

—La verdad no me sorprende, de hecho me alegro de que sea así, las personas no desaparecen por si solas, debió haber hecho algo muy malo para que alguien se ocupara de él —Sonreí y ella me miró confundida, no dijo absolutamente nada.

Al terminar las clases de ese día y mientras me dirigía a los dormitorios, me abordó un sujeto que llevaba un sombrero muy particular y un cigarrillo en la boca sin encender. Tenía barba de hace algunos días, una voz muy sería pero efusiva y una gabardina color caqui. Pude ver que en el bolsillo de su camiseta llevaba una placa de policía. A juzgar por la vestimenta no podría ser un simple oficial.

—Doctor Erick, alumno de primer año, o por lo menos serás doctor, también conocido como doctor Cosmo, un seudónimo por el que has optado gracias a tus artículos médicos. Mi nombre es Gareth, detective Gareth, puedes decirme señor, oficial o detective, como más te guste —Me extendió su mano y yo simplemente la observé sin contestar el saludo.

— ¿Qué desea detective? Llevo algo de prisa así que no quisiera desviarme de mi rumbo si no es mucho pedir —trataba de calcular su edad, era joven ¿veinticuatro? tal vez ¿veinticinco?

—No se preocupe, esto no le tomará mucho, solamente quiero hacerle unas preguntas. Ya sabrá sobre el alumno Gary Flint —Sacó una libreta de su bolsillo.

—Escuché de su desaparición, pero ¿Qué tengo que ver yo con todo esto? —Pregunté un poco alterado.

—Nada doctor, por lo menos que nosotros sepamos, sin embargo estuvimos investigando las cosas del sujeto desaparecido y encontramos muchos documentos en donde se le mencionaba a usted, o por lo menos no directamente. Al parecer planeaba vengarse de un tal doctor Cosmo... seguimos investigando más de esos documentos y parece que él creía que usted es el doctor Cosmo... ¿estoy en lo correcto? Al parecer estaba un poco obsesionado.

—De cierta manera si lo está, usted lo ha dicho, aún no soy doctor, y Cosmo efectivamente es un sobrenombre que uso para opinar sobre diversos artículos en el periódico escolar—respondí muy seriamente.

—Muy bien, vamos por buen camino. Bueno, parece que estaba planeando algo en su contra, algo muy malo. Según los reportes, sacamos de uno de sus diarios la frase "Haré que suplique antes de matarlo" ¿alguna idea de porque le tenía tanto odio?

—No nos llevamos muy bien, el escribía cosas que no tenían sentido y yo en más de una ocasión las desmentí.

—Eso explica muchas cosas. Bueno, lo único que le pediré es que tenga los ojos muy abiertos, hemos hablado ya con algunas personas y descartamos cualquier posible conexión de usted con su desaparición. Por otro lado no sabemos si Gary haya perdido la cabeza y en realidad no esté desaparecido, sino más bien ocultándose tratando de cazarlo. Mantenga los ojos bien abiertos, le mantendremos informado.

El detective dio media vuelta y continuó caminando por la acera hasta llegar y perderse en el horizonte. Era una persona muy amable al preocuparse por mi seguridad, pero sospechaba que su interés era otro. Quizá la policía me investigó con anterioridad y relacionaba ciertas muertes conmigo. Seguía siendo un sospechoso, por eso debía vigilar mis acciones y pretender ser un estudiante normal.

¿Hasta dónde aguantarás?

Escuché una voz en el viento. Aun no llegaba a los dormitorios, seguía siendo de día, quizá fuera un sonido producto de mi imaginación, en el pasado la escuché pero no tan clara como aquel día. El vecindario estaba vacío, algo en el me recordaba a mi lugar de la niñez. Las calles eran amplias y casi no pasaban automóviles, las casas tenían jardines bien cuidados y en la acera de cada una se alzaba un árbol, todas eran de una planta. Me detuve un momento en la escalera metálica que me llevaba a mi habitación y me recargué en el barandal para ver el crepúsculo vespertino. El sol se escondía detrás de las colinas rodeadas de pinos. Podía sentir la calidez, una corriente de aire en mi rostro y con la última luz de aquel día estaba seguro que mi vida iba a cambiar, para bien o para mal, en ese momento no lo sabía. Pero incluso a más de diez años de aquel momento, puedo recordar esa sensación tan placentera, tan hermosa, tan inexistente.

Doctor Cosmo - El diario de un asesino parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora