Capítulo 5

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Listo, te ves hermosa —apagué la cámara—. Ya estás lista, le enviaré las fotos a tu mánager.

Mi carrera como fotógrafa ha florecido, la he estado dando estos últimos meses, la gente me llama diciéndome que quieren trabajar conmigo y soy muy feliz.

Tengo un asistente de fotografía, paso la mayor parte del tiempo con él porque hay mucho trabajo que hacer y poco tiempo para hacerlo, resaltando que tengo que estar todo el día en la agencia con el ladilloso ese.

A parte su nombre es súper lacra, el tipo se llama Ian Bryan.

Bryan, cuando yo fui a ver su currículum para contratarlo me mie de la risa, de pana.

Y tampoco pude aguantarla cuando lo conocí y me dijo su nombre.

Pero es que Brayan por favor.

Brayan ya te puedes ir, nos vemos más tarde —agarré mi bolso para irme a la cas—. Ah, por cierto, el café estaba rico, gracias —dije con sarcasmo. Porque le pedi al desgraciado un café y ¿creen que fue a comprarlo? No.

Cariño, te he dicho que no me llames Brayan apagó la lámpara que había encendido para tomar las fotos.

El chamo era súper ladilloso, y quizás era medio lindo, pero ladilloso.

Y yo te he dicho mil y un veces que no me llames “cariño”, suena demasiado marico.

Además que Harry lo dice y, no.

Claro.

Hablando de Harry, lo extraño.

Gracias a él estoy aquí ¿creen que es como antes que pasaba todo el día en su casa? No, triste.

No tenemos ningun problema, él siempre me escribe y me llama. El problema es mi trabajo, además que él se la pasa metido en Los Ángeles.

Mi trabajo de “guarda espaldas” está pausado por la fotografía, pero cuando estos días entre en las vacaciones que me da la agencia, volveré a ser guarda espaldas y lo agarraré como excusa para volver ver a los chicos.

Y Elisa, esa anda en sus vacaciones y parece un zombie, pero un zombie top.

Y yo ando como una loca tomando fotos desde temprano hasta tarde, que vida.

Cierra la puerta cuando salgas.

Comencé a caminar por los pasillos hasta salir del edificio. Recuerdo cuando me contrataron, que emoción.

Valentina —era el gordo pana de seguridad, este hombre me cae porque es pana y gordo y demuestra que la gente gorda y pana puede ser el futuro del país.

Epale Erick. ¿Qué ha sido de tu vida?

—La misma de siempre, tratando de sobrevivir todo el día sin congelarme en el intento —subió los hombros—. Alguien te dejó un sobre aquí, no tengo permitido decirte quien fue. Me sobornó.

—¿Con qué te sobornó? —agarré el sobre mientras lo movía para ver si prendía lucesitas.

Con gomitas.

A parte de él había otra persona que conocía que le gustaban las gomitas.

Harry.

Tomé un taxi que pasaban por allí, me monté y abrí el sobre.

Era una carta.
Vergacion, mi corazón.

A dentro de esa carta había una pequeña margarita y con un sobre de café para preparar capuchino.

Valentina »h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora