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-Yo no sé un coño e madre, Valentina. Pero sí vai' a planificar la boda ahorita, me poneis de primera en esa lista y voy a ser una dama de honor o doy por finalizada esta relación.

-Cállate, Elisa -reí y seguí viendo las flores-. Sabes que no estoy planificando la boda.

-¿Qué hacéis pues? Si no es la despedida de soltera, no me interesa.

-¿Para qué viniste si no sabes qué hago?

-Me obligaste, pajua.

-Harry quiere hacer como una fiesta de compromiso. Pero justamente tengo esta exhibición de la agencia y una exhibición mía en la galería. No tengo tiempo ni para dormir.

-Ustedes son burda de achantaos, yo quería a mi stripper.

-Tú cagas plata, búscate uno -agarré un ramo de flores y al instante estornudé.

-Gracias por las flores -me las arrebató-. ¿Cuándo va a ser la fiesta?

-En estos días.

-¿Y lo de la agencia?

-El sábado.

-¿Y la exhibición?

-Mañana -suspiré-. Tengo mucho trabajo de paso, no sé qué ando haciendo con mi vida.

-Siendo productiva, emprendedora y dando la cara por la patria.

-Ayudame, ¿rosas rojas o tulipanes? -me giré con ambas flores en las manos.

-Rosas blancas, marica, es el siglo veintiuno, dos mil dieciocho.

Había pasado un mes desde el compromiso, Harry tomó como excusa la fiesta para reunir a nuestra familia, amigos y festejar el compromiso pues. Pero justamente la gente se acordó de mi preciosa vida y me andan llamado de todos lados para unas fotos, sesiones, revistas y vainas de edición.

Pero obviamente yo no perdería el chance de que Harry me comprara un vestido de Paolo Sebastián. Me las tengo que arreglar.

Spoiler: no lo hará.

Lo bueno es que él había encargado a alguien de la decoración y la fiesta en general. Yo me estaba volviendo loca era por la fiesta de la agencia, donde los nuevos exhibirían sus proyectos y aún faltaba los adornos, unos centros de mesas y buscar la música, y ahora es que esa gente me viene a lanzar el muerto.

¿A qué tipo de gente contrato yo?

-Mira, Valentina. Esta vaina no te debe de dar alergia y queda bello -dijo Paola con un ramo de flores en las manos-. Hay es bastante.

-Está brutal -las agarré y como había dicho, no estornudé-. Gracias, chama. Al menos no andas preocupada con el stripper.

-¡¿Va a ver stripper?! -exclamó- Nawebona, se prendió. Yo quiero.

-No, galla.

-¿Dónde está Harry y por qué no te está ayudando? -preguntó María viendo unos porrones.

-Porque no figura aquí y anda haciendo su vida normalmente -subí los hombros-. Regresa de Los Ángeles hoy, lo voy a visitar.

-Llévame contigo pues -dijo María rapidito.

-No es que las iba a dejar sola en mi apartamento.

Ellas tenían su casa pero Iris invitó a mi tío a viajar con mi mamá a otra parte de UK, David se quedó en las residencias de su universidad y ellas se quedaron porque les queda todo cerca. Pero las tipas no se quedan en su casa, se la pasan en la mía.

Valentina »h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora