Valentina »h.s

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—Dale, Harry, tienes que bajar.

—Pero, ¿qué pasa si me caigo?

—Estuviste meses haciendo una película en el medio de la nada. Baja que tengo la cámara y me voy a caer.

—Si me muero quiero que sepas que te quiero y te quise y te querré.

Si pensaban que éramos maricos, ahora se no se lo creerán.

Estábamos en Perú porque Raquell cumplía años y a Ian se le prendió el foco y por fin le pediría el empate. Teníamos días y estábamos en una casa que había alquilado por un campo a las afueras de Lima, como somos unos seres sin oficio salimos a subir un serro para dar a un valle de flores silvestres y aproveché sacarle fotos a los gatos. La idea era que también a Harry pero me dijo que se sentía feo y bueno, no quiso. Pero no sé por qué lo dice si siempre está bello.

Ahora estábamos bajando y era más complicado que subir porque había charco y ajá la única manera era saltar y Harry no quería saltar. Lo peor es que él tenía al gato y no le costaba nada, pero yo tenía mi cámara y a Gato, se imaginarán.

Él estaba full de barro por las piernas, allí era más torpe que yo.

Al final saltó y cayó en pié, yo salté y también caí en pié, que milagro. Seguimos bajando y ya estábamos en la casita, ay, las fotos eran super cuchis.

Entramos vencedores a la casa, cansados de nuestros éxitos, como Bolívar.

—Ayer compré masa ya preparada para hacer pastelitos, ¿no? —dijo y asentí mientras sonreía. Que precioso— ¿Quieres? Los puedo preparar.