Capítulo 27

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Yo no sé de dónde salió tanto interés (y plata) para viajar al otro lado del mundo pero lo hice.

El punto es que llegué a los dos días, sí, dos días viajando.

Ahora me encontraba al frente de la habitación de hotel de Harry, que se supone que allí también está la carajita con voz-linda-no-linda.

Abrí la puerta.

¡Hola! —saludé. Dando mi gran entrada con mi preciosa cara.

—¡Valentina, Valentina, Valentina, llegaste! —me cargó dando vueltas

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¡Valentina, Valentina, Valentina, llegaste! —me cargó dando vueltas. Aún sigo creyendo que le robaron la infancia al pobre.

¿Ahora sí lo quieres? —dijo la voz linda del teléfono, ok, la chama era bella.

Raquell, basta —advirtió Harry.

Viste Harry yo le dije a usted que no se pusiera a conocer a más gente porque ese nombre Raquell en una película de barbie aparece y le chama era bur de maldita —le dije. La tipa se rió.

Eres una inmadura. Después Harry me pregunta por qué te odio.

Ah, pero es que me odia.

¿Esquiusmi?

—Oh, y dejame terminar. Eres tan.... fea como parecías en las fotos y más enana y bruta y.... ¿mencioné la palabra fea?— ladeó la cabeza para luego sonreír tiernamente. Ya se ganó mi odio, mardicion.

No tenía nada que decir, me quedé como la estúpida con la boca abierta. Es decir, ella era hermosa chama, con su vestido rojo, era rubia ojos verdes y blanca como una gocha. Y luego estaba yo, con mi bota ortopédica y otra bota que combinaba con esa, mis licras negras, mi camisa que decía “Venezuela el destino más chevere” y un suéter rosado.

—Suficiente, Raquell— dijo Harry poniéndose en nuestro medio, pero lo quite de allí quedando frente a ella.

Bueno cariñito, tengo algo que tú nunca tendrás, a parte de clase —batí mi cabello.

—¿Qué?

—Harry —sonreí. En el nombre de Dios (Liam) le agarré la mano a Harry—, y un perro llamado Gato... —murmuré.

La chama alzó la queja y se puso una mano en el pecho.

Por ahora, disfrutalo, es todo tuyo —guiñó el ojo.

Sí, ¿terminaste?

—Ay niñita, no sabes con quién te metes.

Nadie está hablando de tí, mi vida. Tú lo único que sabes de mí y sabrás de mí, es mi nombre.

Entonces la tipa se fue bataqueando la puerta.

Harry dió una vuelta al cuarto hasta que decidió verme fijamente como si esperando que el rayo láser disparara a mis ojos.

Valentina »h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora