Capítulo 3

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Apenas era martes, el mánager me había llamado bien temprano diciéndome que Louis se iría de viaje y tenía que ir con él para luego mañana volver a Londres con Liam.

Voy a buscar en Google cómo desaparecer por una semana.

Y Louis tampoco me ayuda, él quiere y necesita que viaje con él, pero yo no quiero.

Ni siquiera he preparado la maleta, Louis.

Sólo por este viaje, Val.

Louis yo te quiero.

Todos lo hacen pero ese no es el tema —rió—. Se me atrasará el vuelo, vamos.

Y técnicamente me fui en pantuflas al aeropuerto.

[...]


El aeropuerto estaba lleno de fans, iba a llorar, hay mucha gente y no se qué hacer.

Louis, di tus últimas palabras por si a caso no puedo manejar esto.

Tambien deberías de decirlas tu.

—Primero mueres tu que yo, tu tienes más años de vida que yo.

Bajamos de la camioneta, llevaba a Louis por el brazo guiándolo hacia adentro y de alguna manera quitando a las fans del camino. Me empujaban mucho y sentía que algún momento me iba a dar el yeyus.

Viste que no morimos.

—Casi te quitan un zapato, y sin decir de la maleta.

—Olvida eso, aún tengo vida.

Me reí.

El avión había llegado, Louis se irá para L.A y no me pregunten por qué.

Yo no quiero viajar para devolverme hoy mismo, que desgracia de la vida.

Salimos a dónde estacionaban los aviones, allí estaba el avión, dónde también viajaría yo por más de tres horas.

Subimos al aeropuerto, adentro del avión estaba Marck, este hombre es el único que no descansa.

Pero si aquí esta Marck, ¿para qué me necesitas? Mejor me voy, adiós —hice para bajarme del avión pero Marck me cargó y me volvió a sentar dónde estaba.

Louis se estaba conteniendo la risa.

No puedes irte así por así, hazlo por mí —dijo Louis.

Bueno, ¿al menos me dejarás dormir?

—Si eso quieres...

Sí, también quiero una casa en Dubai e irme de aquí.

—Superalo.

[...]


He estado hablando con Harry desde que llegué, él me decía que me extrañaba, y ni un día había pasado, se nota que no tiene con quien matar la ladilla.

Yo sabía que era pura labia de él

Además que no es para reprochar, pero soy alguien que todo el mundo extraña.

Louis quería salir recién llegando a L.A, este hombre es muy bochinchero, no me deja dormir.

Pero hagamos algo, tu sales y cuando grites yo saldré.

—Te estoy invitando, ven conmigo —me agarró de la mano y me arrastró hasta entrar a la camioneta. Me estoy arrepintiendo de aceptar esto.

Saldremos a caminar Los Ángeles, yo lo conozco pero tú no. Saldrás como mi amiga, no como guarda espaldas —soltó de repente en la camioneta.

No sé desde cuándo les dí el derecho para que me llamaran "guarda espaldas".

Louis manejaba la camioneta, no había más nadie porque el Marck se quedó por allá donde el diablo dejó la chola.

Comenzamos a caminar por las calles de Los Ángeles, todo era amor y paz. Luego Louis me brindó un café de starbucks porque él es gringo y pana.

Sonó el teléfono, me llegó un mensaje, estaba debatiendo entre sacarlo o no sacarlo. Como si mi teléfono fuera el más fino del mundo.

Elisa: Chama, me tengo que quedar otra semana más porque se atrasó todo, el fotógrafo tiene problemas con no se qué y la gente anda muy loca. Cuidate si va.

Ya va.

Elisa está en Los Ángeles.

Yo estoy en Los Ángeles.

Que inteligente soy chama.

Valentina: Marica, estoy en Los Ángeles. Estoy en el centro con Louis ¿te llegas?

Elisa: No tengo tiempo, ahorita tengo que grabar algo, ¿mañana?

Valentina: Mejor el año que viene, si va.

Val, te van a quitar el teléfono —susurró Louis.

—A mi no me van a joder aquí volteé y al lado mío estaba un hombre haciéndose el loco oyendo mi conversación con Louis, además que tenía la vista en mi teléfono. Y el hombre tenía una cámara—. Chamo, ¿me harías el favor de darme más espacio? Es que me siento acalorada y presionada.

—Claro, perdón —lo que hizo fue ponerse como cinco pasos detrás de nosotros.

No sé de dónde se te ocurren decir mentiras tan rápidamente, das miedome dijo Louis estando adentro de una tienda dónde vendían pura mercancía de adidas.

Me estaba estresando, no podía hacer nada más.

—Tienes que tener paciencia.

—No soy una persona paciente.

—Te tendrás que convertir en una de ellas.

—Tendria que tener mucha paciencia para ser una persona paciente.

—Entonces busca la manera de tener mucha paciencia para ser una persona paciente —salimos de la tienda y aún estaba el mismo carajo que estaba violando mi espacio personal. Aún nos seguía.

No había más gente con cámara, sólo él. Gracias por arruinarme el día. Imbécil.

Vas a explotar. Relajate —Louis hablaba como si yo estuviera loca.

Estoy relajada vale, ¿qué te hace pensar que no?

—Intuición.

Reviré los ojos.

Le di un lepe a Louis.

Sonó el flash de una cámara.

Louis suspiró.

Yo le mente la madre mil y un veces.

Y cuando volteamos.

Estaba el marico corriendo.






Valentina »h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora