Capítulo 13

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—¡¿Qué sabes Elisa del Carmen?! Pensé que éramos amigas.

—Modest me habló y me amenazó si decia algo —dijo rápidamente—, no quiero perder mi trabajo Valentina.

Corrumpidor de vidas los de Modest.

—¿Cuándo te habló? —hice que el cuero de la correa sonara y comencé a caminar al rededor de la silla donde ella estaba sentada.

—La semana pasada antes de que fuera a Irlanda.

—Cagada —la desamarre de la silla.

—No seas marica que vos en mi lugar también harías lo mismo.

Yo soy menos cagada que ella pero a ella le duele admitirlo.

Se escucharon ruidos provenientes de la sala, chama soy cagada.

—Ay marica si éstas son mis ultimas palabras quiero que sepas que yo fui la que te robé los mil bolos, es que estaba arrecha porque... —le tapé la boca y nos pegamos a la pared.

—Hablaremos de eso en el infierno —le susurré.

Se escucharon pasos y el sonido de las llaves.

¿Amor? ¿Por qué las luces están apagadas?

Ay, es Harry.

Ahora podré hablar sobre los mil bolos con Elisa en vida.

—Aw, te dijo amor.

—Coño, cállate.

¿Dónde estás? ¿De nuevo hablando sola? dio varios pasos hacia una pared y prendió las luces.

Ok, llevaba mucho tiempo con todas las luces apagadas, vi manchas y creí haber visto a Marilyn sonreírme.

—¡Harry! —dije como si estuviera sorprendida.

—¿Qué hacías con las luces apagadas y con una correa? ¿Es mía? me quitó la correa de la mano y giró los ojos cuando se dio cuenta que si era de él—. ¿Por qué hay una cuerda en la silla? ¿Estabas intentado matar a tu amiga?

Me hice la ofendida.

Estás equivocado me senté en la silla del comedor—. Es una historia taan larga suspiré.

El mundo de la actuación me vendría bien.

Tenemos tiempo frunció el ceño y se sentó.

Pues verás, estábamos dándole apoyo moral a Venezuela porque están haciendo racionamiento de luz por cuatro horas y tratamos de sentirnos en casa. Tu sabes, uno para todos y todos para uno.

¡¿Pasaste cuatro horas con las luces apagadas?!

¡No me creas tan pendeja! Soy inteligente, como son cuatro horas apagué las luces por cuatro minutos. Cada minuto es igual a una hora.

-¡Valentina!

¡Te estaba ahorrando energía! No te quejes me crucé de brazos.

Ahora uno no puede sentir compasión por su tierra porque es mala gente. Figurate tú.

—¿Y qué dices de la correa y la cuerda?alzó una ceja.

Bueno tú sabes era para...

—...para defendernos de los ladrones, estaban diciendo que por aquí habían y Valentina le tiene fobia terminó de decir Elisa.

Valentina »h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora