—Recuerdame desde cuándo tu abuela es billetua —dijo Elisa colocando las maletas en el piso.
—No lo es —dije y me paré en la puerta esperando a que los chicos pasaran—. Lo era en la cuarta República.
—Mamá nunca dejó que utilizáramos la casa si no era para cosas importantes —dijo mi tío y cerró la puerta luego de que entrara David de arrocero.
Antes de recoger a los chicos del hotel hablé con mi abuela en dónde podía darle posada a los chicos (aka tirándole puntas), ella se hacía la loca, entonces Elisa hizo un estúpido comentario sobre los chicos y mi abuela dijo "sólo porque eres tú, te entrego las llaves de mi casa".
Se supone que la nieta aquí soy yo.
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—¿Desde cuándo darle posada a unos cuatro carajitos que usan pitillos como pantalones es importante? —murmuró David y Elisa se paró al frente de él.
Ellos eran cuadre cuando eran unos carajitos btw.
—Lo siento cariño, pero nunca escuché que alguien pudiera tu maldita opinión.
—Pero si te picas te rascas nojoda.
—Nojoda David siempre buscándole las cinco patas al gato —dijo mi tío—. Por eso te íbamos a dar en adopción.
—Vamos a distribuir los papeles sobre quién hará la comida y esas cosas —dijo Elisa sentándose en el posa brazo del mueble.
—Hagan el sorteo pues.
Tenía que admitir que quizás sea brutal haciendo postres, pero cuando de comida se trata... mejor ni hablemos.
Luego de haber sorteado llegamos a una conclusión.
Lunes: Liam y Elisa (estuvo comprado y todos lo sabíamos) Martes: Harry y Niall. Miércoles: Louis y yo, aka los reyes del mundo.
Los otros días que faltan el orden se vuelve a repetir.
—Está claro que el martes morirán por lo sabroso que comerán —dijo Niall.
