Capítulo 41

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Paré el carro al frente de la casa de la Anne aka mi bella suegra, ella me había invitado muchas veces a meterme su espíritu británico; me invitaba a tomar el té mientras me contaba sobre su vida y estaba descalza. Decía que como no estaba ni Gemma, ni Harry sólo quedaba yo.

La yo, la última opción, plato de segunda mesa. Igual, decía que me quería y me daba comida, más que suficiente.

Toqué la puerta hasta que ella me abrió, aquí como que si la gente no celebra navidad o qué.

-¡Val! ¡Feliz navidad, cariño!

-Gracias, Anne -sonreí simpática como siempre. Ella me invito a pasar, la casa estaba caliente, tenian calefaccion justo en la pobre.... ya tengo uno, verdad, aplaude Diosdado.

Hablé con Gemma hasta que se fué y me quedé sentada como una mongolica al frente del fuego, se me había olvidado por qué había venido hasta que apareció Harry.

-Hey... -dijo sentándose a mi lado-. No sabia que venias, es lindo verte de nuevo -sonrió y me abrazó-. Feliz navidad, cariño ¿qué hiciste en todo el día?

-A parte de pasar cuatro horas sentada en una silla y dormir. Fuí a felicitar a Louis y luego me devolví a un supermercado y... ahora estoy aquí.

Pasé como media hora en casa de Louis, él me obligó a que probara su té, me presentó a sus hermanitas y a su mamá, me dijo que tenía que ir algún día a sólo visitar. Le dije que iría sólamente por Conchobar, me dijo que lo dejara ser y me echó de la casa.

-¿Pasaste cuatro horas sentada en una silla durmiendo? Eso no es normal, ¿por qué no dormiste en una cama?

-¿Pasaste cuatro horas sentada en una silla durmiendo? Eso no es normal, ¿por qué no dormiste en una cama?

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-Olvidalo. ¿Qué hiciste tú? -volteé para quedar al frente de él.

-Ayudar en prácticamente en todo... ¿Te quedarías conmigo?

-Ya hablamos de esto y te dije que no puedo.

-¿Puedo ir contigo?

-Ya hablamos de esto y me dijiste que no podías.

-¡Es injusto, Valentina! ¿Desde cuándo no pasamos tiempo juntos?

-Es una pregunta muy difícil. Pero tienes que tener claro que es navidad, tenemos familia y no podríamos faltar.

-Bueno sería incómodo.

-Si, pero ve la parte buena, a penas son las ocho. Puedo quedarme hasta las diez.

-No podrías.

-Mi mamá no me quiere hasta las diez -giré los ojos.

-¿Te echó o es otra cosa que no soy capaz de entender?

-Dice que no la dejo limpiar. Ella es compulsiva.

-Bueno, deberías irte y también arreglar tu reloj. Son las nueve y media -dijo señalando el reloj de pared.

Valentina »h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora