Rosa Carmesí

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Me tragaba las entrañas de  Stephan, me llenaba de su sangre, mi cuerpo se recuperaba de la batalla de una novata contra un clan también novato, estaba bañada en ese tinto viscoso, el aroma a sangre me llenaba las fosas nasales llevándome a un éxtasis, a una euforia sensual, recuerdo  arrastrar esos cuerpos asquerosos aun cuando el eclipse de luna estaba disolviéndose, los apile en una montaña, volví a mi forma angelical, estaba contenta por lograr mi objetivo, ahora era un demonio poderoso ante la presencia de la luna, del mar, del viento  me sentía de maravilla,  taina dolor, orgullo, fuerza, que la flor oscura de mi pecho floreció dando una hermosa rosa carmesí,  me trepe en esa montaña de muertos, miraba a mi Dhampire a Rafael con  mis ojos dorados,  con ardor a flor de piel.  

Yo me aclame como Dhimitri, hija de la diosa atenea y viuda del arcángel Gabriel,  lo grite a la luna, al mar, estaba en la punta de la muerte,  con el cabello bañado con pedazos de sangre seca,  yo era un demonio puro,  nacido de las llamas del  infierno, de la tormenta de mi corazón roto,  entonces Rafal concluyo el ritual de mi triunfo,  encendió esos cuerpo, deje que el fuego quemara las plantas de mis pies, muestras la carne de los vampiros se asara bajo mi herido cuerpo.

Camine hacia la playa con lagrimas en los ojos,  me había liberado un poco, un poco de dolor, mis manos aun goteaban la sangre del corazón de Stephan, y no pude pedir perdón al mar,  llore  en un charco de sangre y agua salada, llore pidiendo que los dioses me dieran ahora un poco de paz,  m1 ropa era tan roja, roja aun es mi vida.

Vole bajo esa luna roja, en busca de la poca felicidad de mi corazón, la habla liberado y yo condenado a la sangre,  tome a mi nueva compañera y volví a casa,  mi ala estaba mejor, y al llegar a casa solo tenia el olor a sangre en mi piel,  me bañe,  aun conservo esos harapos rojos,  me cambie y tomando a mis dos pequeños me deje ir en el sueño, me deje envolver en el pecado de  la muerte, estaba manchada de sangre, pero creí que el amor que sentía haría que todo valiera la pena.

A la mañana siguiente yo era otra, tenia un gran ego, yo un demonio novato había matado a un clan sola, eso fue de admirarse, y por ello me dejaron volver a mi manada,  volví a caminar por las tierras de mi amo,  y mi compañera estaba a gusto en casa cuidando de mis pequeños, volví con ánimos de aplastar a otros en los negocios, dejando de ser una secretaria a tomar un verdadero puesto ejecutivo,  a destruir a otros dejándolos sin nada,  ya no era ese ángel melancólico que lloraba por soledad, ahora era un demonio puro que destruía a su conveniencia. 

Así que comencé a vestirme con trajes,  con corbatas, con los labios rojos, y a dar pasos seguros con grandes tacones,  era una nueva rosa mas roja e intensa que antes. 

Dama de RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora