Fantasias

5 0 0
                                    

Por razones fuera de lo común, y por la presentación de mi amo,  conocí a Luzbell,  no crean que es el emperador del abismo infernal,  hay muchos demonios con ese nombre,  Luzbell es un yoma del imperio,  es decir de mi misma raza,  y si después de charlas, de contarle como me sentía por mi amoríos y matrimonios fallidos el me comenzó a cortejar con lujuria.

Esta parte de mi vida se llama, perdida en el primer circulo, yo controlaba muy bien mi organismo, me hacia arrancar el útero y por eso no temía nada,  y como todo demonio el también tenia sus propias tinieblas.  Para empezar comentare que solo era alimentarnos uno al otro, pero poco a poco empezó el amor,  pero amarse entre yomas es arrancarse la cabeza de vez en cuando.

Yo me acerque a el cuando el se creía el mejor  demonio, fuerte e indomable, eso me gustaba de el, y bueno su lujuria, muchas veces iba a su hogar,  un lugar sucio, asqueroso con partes de cadáveres por donde quiera,  lo encontraba follando con prostitutas y me invitaba a su fiesta,  a las cuales yo aceptaba solo por comida, sangre, carne  y lujuria, esa era nuestra relación y yo no tenia a nadie a quien responder mis actos.

Este Luzbell tiene el cabello largo y negro,  y una piel tan oscura como yo sentía mi alma,  pero el empezó a interesarse en mi, por un momento  el solo creía que era un princesita estúpida, una niña mimada hasta que me veía matar y saciar mi sed,  con el me volví fuerte de espíritu,  sus ofensas ya no dolían como lo hacían las de Gabriel. Pero el contacto sexual que tenia con el se volvió más intenso, el empezaba a decirme que me amaba, yo me reía en su cara,  y terminábamos desnudos luchando cuerpo a cuerpo, y ese deseo nos volvía lujuriosos,  me perdía en ese circulo.

Amor,  ese llego después con el juego sucio de la vida en mis entrañas,  me había embarazado de ese demonio que no era sangre pura, pero si de mi raza,   el día que el se entero me arranco un brazo de un golpe,  y para mi sorpresa eso me lastimo el ego, el corazón de princesa que tenia; pero siempre tenia ese temor y por por primera vez con un hijo que en verdad no deseaba por que ya eran muchos. 


Dama de RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora