Dolor

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Después de ese reencuentro todo estuvo muy tranquilo, de que la promesa del mañana se cumplió, de que volviera a estar a mi lado. a entrenar conmigo, a jugar un poco con besos y caricias en los vestidores, cobre un poco de paz, cumplía mis deberes de comandante, de guardiana, de princesa, de madre y lo amaba el,

Rabiamos vuelto a la rutina y de ves en cuando volvíamos a ese lugar donde volvió a mi, le conté de Flor, pero eso no le llamaba mucho la atención, he de suponer que la conocía, pero en el fondo me intrigaba el como se habían conocido,  estaba a mi lado, me tomaba de la mano, miraba a nuestros pequeños y entrenaba con ellos,  en ese momento mi destino era bueno, encajaba con mis sueños.

El rey nunca se opuso a lo que yo hiciera con mi cuerpo, en fin estaba más divorciada que casada, y cualquier cosa que me hiera feliz y no me fuera del territorio me lo permitía,  así que comencé a entregarle a el cada noche en el castillo de entrenamiento,  cada noche me besaba y me hacia el amor,  estaba muy bien,  me sentía amada y eso me hacia fuerte, me daba una razón para seguir con la batalla de mis demonios internos. 

A los chicos de la guardia no les agradaba, pero nunca les ha agradado que yo llore por amor,  en fin una noche  después de una ronda lujuriosa,  me hizo congelar la sangre, nos me recostó en mi pecho y acaricio lento como leyendo la anatomía de mis senos.

-Será un ser muy fuerte, lo se_

Como dije la sangre se me congelo, me quede quieta mientras el bajo sus labios por mi cuerpo denudo y helado por las reacciones de mi corazón, beso mi vientre y lo acaricio con devoción, como la primera ves, cuando supe que estaba embarazada de Sebastian, 

- No, No y  ¡No!

Me levante de la cama me escondí, grite y hasta llore, pero que podía esperar de tantas sesiones de sexo desenfrenado con el, de abrirme a el y dejar que me llenara con su orgasmo; entonce me mire al espejo y comencé a temblar de pánico, a llorar aun más, nunca he tomado el inicio de mi maternidad como algo bueno, siempre tengo miedo, el acerco su cuerpo desnudo con el mio y me abrazo acariciando mi vientre.

-¿Que harás?

Las ideas chocaban por toda mi mente, Scarlet y Dorian eran mis hijos pero yo sabia que no estaban bien,  estaba inestables por mis relaciones sentimentales, por el divorcio, pero al mirarlo, al sentirlo tan cálido conmigo, me sentí bien, pero igual estaba loca, asustada, sentía que me acusarían de traición aun no firmaba mi divorcio, y con dolor en mi alma, en la forma de salvar la vida del ser que ahora crecía dentro de mi, le dije.

- Llevártelo a el, llevártelo lejos,  lo amo pero darle vida puede causarme problemas,  cuídalo como el padre que eres,  cuídalo y dile siempre que lo amo -

Lloraba de pena, de la idea que tenia que alejarme de mi bebé, yo nunca haría eso, pero era el o los demás, y en mi temor la decisión de que hacer,  traición era lo único que tenia en la mente, no soportaba la idea de que mi hijo no crecería a lado de sus hermanos,  salí de ese lugar, me consolé en Horacio,  y comencé mi nuevo embarazo, con más temor que nunca.

Dama de RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora