Destierro

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Estaba desesperada, me dolía el corazón, estaba completamente vacía,  me sentía tan sola en el aspecto de mis sentimientos,  que sin pensarlo mucho busque a mi maestro de vuelo, me vio llorar,  aunque sea una llorona les diré que no dejo que nadie vea mis lagrimas,  mi orgullo es de llorar sola hasta que no me quede ni una lagrima,  pero necesitaba a alguien o mi soledad me llevaría a la muerte.

-Maldita sea!, Dios me Odias!, ¡Me odias por que hice que uno de tus arcángeles sucumbiera al pecado de la lujuria, pero entiende lo amo!-

Mi maestro me escuchaba, pero tan distraída estaba de mi mente que ella leyó hasta lo más profundo de mis deseos, se apodero de secretos de la manada,  yo ya tenia un lugar en ese lugar y se me confiaban detalles de guerra o entrenamiento,  si chicos los demonios entrenamos mucho, es vital te tener buena forma, no sabes cuando podrás necesitar de tu potencial.

Entonces paso, mi maestro se inclino, me seco las lagrimas y beso, me acaricio la piel, el cabello,  tanta era mi necesidad de afecto que me deje tomar, quería sentir algo más que dolor, aclaro que termine por dominar ese encuentro, Mi maestro es un seductor, pero es mas delicioso verle perderse,  solo les contare que del dolor termine hecha una rabia, mi maestro llego al climax del placer pero yo me quede sin nada más que vació.

También con esa experiencia comprendí que se puede sentir placer causando el placer a otro y entendí las actitudes de mi Gloria en cuestiones de sexo,  en fin termine, llore, me dio rabia, ahí se encendió esa llama que me mantenía viva,  me seque las lagrimas, me mordí los labios hasta hacerlos sangrar y me marche sin dar vuelta a tras, aun pensando en lo que acababa de hacer.

Mi orgullo,  soy demasiado orgullosa para dejarme caer por algo, por muy rota que este, por muy herida que me encuentre,  yo misma me tragare el dolor,  maldeciré la vida pero daré un paso firme hacia delante,  por eso los que me conocen dicen que soy fuerte, y como oculto mi dolor en una sonrisa falsa dicen que soy feliz.

Me quemo por dentro pero no demostrare mi debilidad, o se aprovecharan y pisaran, yo lo haría. Después de unos días, me encontraba en mi hogar vestía de negro y con lagrimas en los ojos, todos mis recuerdos,  ropa, zapatos, fotografías, todo lo que me recordara a ellos lo metí en cajas, lo selle y arrumbe en un lugar, incluso las cenizas de mi vestido de novia, todo estaba en un cuarto, como tengo magia, y conozco de ella, la cual me dicen es básica blanca y para colmo de hada,  me mordí el dedo donde llevaba mi anillo de nada,  selle esa puerta con mi sangre y palabras mágicas, nada ni nadie podía entrar, excepto yo, pero quería olvidar, tenia que hacerlo, tenia a mis hijos ellos serian mi fuerza, mi motor.

Cuando tenia a Suemy en brazos y Sebastián a mi lado no lloraba, pero muchas veces lo hacia sola mientras  el agua de la ducha trataba de recordarme que piel podía sentir calor, aunque siempre estaba helada, muerta en vida,  odiaba y lastimaba en los entrenamientos,  pero paso algo que empeoro mi situación, mi maestro que es enemigo de mi manada uso lo que leyó de mi mente, me acusaron de traidora, me perdonaron la vida por que yo decía la verdad,  

- ¡Yo no le dije nada!. les soy leal a los  Laycans, son mis hermanos y hermanas, ¿Pueden creerme? 

Mi amo se apiado de mi,  y supo que decía la verdad, eso me mantuvo con vida, pero me gane el destierro, un destierro tan doloroso, ahora si que estaba muerta en vida, era una escoria que nadie deseaba ver.

No podía entrar al territorio de  la manada, ni entrenar, solo trabajar,  mi vida estaba hecha pedazos, si quería ver a mi amo tenia que pedir una audiencia en mi casa, ya no me decía nada con respecto a la manada,  era un demonio con vida de humana,  vagaba por los bosques donde los pequeños ríos me daban paz, por que me metía a ellos desnuda, miraba la luna y dejaba que mis lagrimas cayeran, pedía paz, perdón,  y sentía que ahí mis lagrimas eran poca cosa y que todo tendría solución.



Dama de RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora