Sangre pura.

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Dentro de mi estirpe tengo el honor de decir que engendre una mas de mi raza, tan pura como los del imperio que son 7,  nació hace casi un año, en abril,  de mis hijas una niña de ojos  grandes y dorados,  de cabello negro y rizado, de piel mulata,  orgullosa mi pequeña princesa de las tierras del África,  tan tierna y con un deseo de sangre como el de sus padres.

Elinor Seleina  es talentosa en el arte sádico de la muerte, que no te engañe que que brinca o juega a  ser una conejita,  que la ves con el chupete en los labios,  cuando toma su forma de mujer,  esa piel morena le hace una diosa  del amazonas,  es tan distinta a sus hermanos pero tan leal a ellos. 

El que llegara a la vida de su padre, le hizo cambiar por un tiempo, se hacia responsable de cambiarle el pañal, de bañarla,  nunca ha querido que se enamore,  me encantaba ver a Luzbell haciendo que nuestra hija brincara, a el le gustaba mirar como amamantaba a su hija,  encontraba magia en ese acto,  alguna vez discutimos por que la dejo sola en la cama mientras el corría por la leche, eso me enfureció,  ella era todo para el, y agradezco infinitamente que el me la diera.

A Erick le encanta mi hija,  es mía con mis ojos, con mi belleza tan salvaje,  pero tan única,  es una rosa negra para los vampiros que la cuidan,  y para el resto de la familia.  Todo para ella son los muñecos de conejo, es mi coneja y eso no cambiara,  me recuerda un cuento,  es mi niña bonita. 


Dama de RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora