El protocolo mantener

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Les comentare por que mi esposa estaba mal, y llego a odiarme, la clave de ello es  "ella es mi hija", cuando el rey me presentaba solo a mi, con orgullo de padre; como comente antes, considero que mi esposa tiene una belleza salvaje, a pesar de tener una piel blanca como la leche, unos labios delgados y rojos, unos ojos vivos tan rojos como la sangre con la que se alimentaba, y un cabello de encanto de luna, nunca usaba zapatos y menos de tacón,  odiaba usar coronas,  vestidos para las reuniones del reino, siempre me mandaba a mi.

-Ve tu a papá le gusta más que vayas tu que yo a esas fiestas aburridas-

Se encerraba en su cuarto molesta a comer dulces y ver anime, mientras  yo era la que usaba vestidos rojos con emblemas del dragón,  tacones de altura que definen mis piernas, corset que me abultaban los senos,  me hacían tener una cintura de nunca has parido, pero sobre todo no respires,  y una enorme corona de rosas negras,  así que cuando iba a fiestas de reinos, clanes e imperios siempre mi rey me presentaba 

-Ella es Dhimitri nuestra hija-

Entonces yo me presentaba como la princesa,  hablaba con quien tenia que hablar y arrastrar un vestido pesado por todo el salón conteniendo la respiración, o bailando con otros demonios que alagaban mi belleza, eso siempre me ha molestado, y a la vez encantado soy hermosa a pesar de todo.

Cuando tenia tiempo salia con los chicos de la guardia al jardín,  los que me hacían burla por mis ropas, y apariencia majestuosa

 -No Dhimitri,  te ves mas sexy desnuda y con espada en mano,  esas ropas no son lo tuyo-

Se reían mientas yo hacia un berrinche por los comentarios de mis compañeros, los golpeaba,  pero igual me daba risa, a ellos los consideraba mis hermanos, y que no se me ocurra caminar sola por que entonces mínimo tengo 3 dragones detrás de mi, a veces prefería bailar con ellos que con otros demonios de la reunión.

Cuando la reunión terminaba y llegaba de nuevo a casa,  corría quitándome  los tacones, soltándome el cabello buscando a mis pequeños que bien, estaba en la cocina, jugando videojuegos, gritando, saltando, rompiendo cosas,  en fin son niños, a Scarlet siempre le ha gustado verme así, muchas veces como experta en moda me ayudaba con los diseños,  pero yo era mas feliz cubriendo a mis pequeños con esas telas rojas,  me gusta verlos acostados sobre esos vestidos mientras abro las alas y los envuelvo en ellas diciéndoles que había hecho un buen trabajo en la reunión, que teníamos nuevas alianzas, que estarían seguros.

-Todo estará bien mis amores-

Todos esos detalles hacían que mi rey me quisiera mucho,  era demasiado importante para el reino,  y a pesar de no ser la legitima princesa por derecho de sangre,  no le importaba el titulo de matrimonio,  era valiosa y se lo hacia ver a mi esposa,  por lo cual el matrimonio de los reyes también decayó,  el rey a mi favor y Afrodita al favor de su hija. 

Dama de RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora